Dar: ese acto revolucionario del amor

En este mundo de demanda constante. En donde los gestos y el dar pasan como si no existiera la bondad y el desprenderse de algo para quien no se conoce parece ser un acto disruptivo. Revolucionario.

Donde suceden las cosas que valen por su peso y no por su precio.

En este mundo de demanda constante. En donde los gestos y el dar pasan como si no existiera la bondad y el desprenderse de algo para quien no se conoce parece ser un acto disruptivo. Revolucionario.

Esta persona no sabía si estaba bien o mal.

No sabía quien era, ni como reaccionaría.

Me paré unos segundas a observar y luego, mientras hablaba, entre humorada y risas seleccionaba una de las tantas piedras de distintos tamaños. Todas eran preciosas y semipreciosas. Eran naturales, Son naturales y de todos los colores.

Observaba y sin nada a cambio me regaló una piedra lunar.

Automáticamente pensé que era una estrategia para vender y le dije: “te agradezco, pero no. Son hermosas, pero no voy a comprar nada”. Acto seguido me dice de manera insistente: “no me des nada, llevala, te la estoy regalando”. Insistí con mi pensamiento. Él insistió con el suyo.

Me dijo: “tenela, vos sabrás que hacer con ella. Es energía. Confiemos en la energía. En lo cuántico”.

Y me quedé pensando tantas cosas, pero tantas..

Mientras seguía el diálogo se sumaban miradas de un socio y colega de él, y miradas con una amiga.

Creo que todo lo que estaba allí, todos los que estábamos ahí fuimos armando un camino que nos unió en conversaciones, experiencias, en un instante que teníamos que vivir.

Parece trivial para quien está fuera de mi mente, pero trato de codificar esto que estoy elaborando, procesando… Y pienso en mi comentario que hice previo a recibir este regalo, un stand que vi y me recordó a objetos que decoraba mi mamá, y después vino esta gracia, y una confirmación del cruce de miradas y complicidad con otro ser, dueño de esos objetos decorados estilo vitreaux, que acompañaba a éste personaje del bien. Peregrino mensajero.

Y me puse a pensar cómo algo tan chiquito sacudió varias ideas en mí…

Y me brotan reflexiones de todo tipo.

Una vez una niñita, no hace tanto tiempo, paseaba con su mamá y me vio que estaba sentada en un escalón de un edificio, se acercó y me regaló dos hojitas, y le agradecí. Era Otoño..

Hoy, al pasar por una galería céntrica, dónde estaba este hombre, también se acercó donde yo estaba y me regaló una piedra lunar. Transcurría la misma estación del año, Otoño.

Gestos simplemente hermosos.

Regalos de la naturaleza.

Acciones humanas desinteresadas.

La Esencia.

Amor.

Energía.

Vida.

Pienso en cómo descoloca el dar.

La fuerza arrolladora del gesto amoroso. Una poderosa acción que deja indefenso a cualquiera. Sin respuesta. Donde los muros caen.

En tiempos de vínculos rotos, de miedo al contacto, de aislamiento social y de un distanciamiento con la esencia humana, fragmentada y vapuleada, pienso en como los pequeños gestos engrandecen lo que se cree perdido. Une lo distante. Arma los pedazos del rompecabezas. Conecta los puntos con el sentido vital.

Gracias.