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De compras en las tiendas virtuales

Publicado el 18 junio 2010 por Raw
De compras en las tiendas virtuales

Por Dominik Gwarek

A todos nos gusta salir de compras. El salir a ver que novedades hay, que es lo que se está utilizando en la temporada o simplemente embelezarse con lo exhibido es una experiencia muy grata.

A mí, desde niño me ha gustado admirar los escaparates y  me gustaba salir los fines de semana al centro de Tijuana y verlos. Poder ver los juguetes más recientes me daba un placer encontrado, ya que no podía costeármelos, pero soñar con ellos, ah, eso sí que lo podía hacer.

Hoy los escaparates siguen siendo tan llamativos como entonces. Lo único que han cambiado son los juguetes que se exhiben en ellos: computadoras, consolas de juego, reproductoras de música, cámaras fotográficas digitales, teléfonos celulares con infinidad de aplicaciones, electrodomésticos que nuestros padres ni siquiera se hubiesen imaginado (como muestra, los refris y tostadoras con acceso a Internet).

Pero los escaparates ya no son únicamente físicos, ahora, gracias a Internet, tenemos acceso a TODOS los escaparates que el mundo pueda ofrecer. Al igual que las compras tradicionales, por Internet podemos ir de compras sin salir de casa y disfrutar de una experiencia satisfactoria, bueno, si sabemos comprar de manera virtual.

La tienda de ladrillos y la virtual

Para empezar, y como referencia, veamos lo que distingue a la tienda tradicional de una virtual:

  1. Domicilio. A menos que se trate de un local ambulante, la tienda se encuentra en una dirección específica. Si es una cadena de establecimientos, cada una tiene su dirección particular y debemos de salir de casa para comprar en ella. Las tiendas virtuales no tienen necesariamente un domicilio fijo y las compras nos  son enviadas y no tenemos que salir de casa para hacerlas.
  2. Contacto. En la tienda física, te atienden vendedores que están atentos a tus preguntas y te ayudan para que encuentres lo que buscas. Esto obviamente no sucede en las tiendas virtuales, pero lo compensan con chats en vivo (bueno, no todas), teléfono, correo electrónico y fax.
  3. Oferta del producto. El tocar y ver en vivo y a todo color el artículo que nos llama la atención es muy valioso, ya que nos podemos dar una buena idea si es lo que necesitamos e incluso podemos llegar a probarlo. En las tiendas virtuales esto no es posible. Solo contamos con imágenes y descripciones, muchas veces escuetas, del artículo que nos interesa.
  4. Método de pago. Una vez que se toma la decisión de compra, tomas el producto y te lo llevas a las  cajas en las cuales puedes realizar tu pago para llevártelo a casa a la voz de ya. Todas aceptan efectivo, y la mayoría aceptan pagos con tarjetas de crédito o débito. Y algunas tienen sistemas de apartado o pagos en abonos chiquitos (tan chiquitos, que duras un buen en liquidarlos). En la virtual, olvídate del efectivo. Los pagos son comunes en tarjeta de crédito y débito, depósito bancario o algún servicio ofrecido por terceros como PayPal. ¿Y el artículo? No lo tienes en tu poder hasta que te llegue por paquetería.
  5. Obtienes una factura y póliza de garantía. Al pagar el producto o servicio, en la tienda física, se te da un comprobante que demuestra que este es ahora de tu propiedad. Esta factura sirve también como garantía si acaso debemos de hacer algún reclamo o cambio. También, en la compra de productos de mayor valor se nos presenta una póliza de garantía. En las tiendas virtuales funciona de manera similar, solo que recibes la copia por correo electrónico o la imprimes desde el portal. Normalmente recibes una copia impresa dentro de la caja o sobre donde te llega el artículo.

En la siguiente entrada repasaremos algunas de las ventajas y desventajas de las tiendas virtuales, así como tres claves para distinguir si una tienda virtual es confiable o no.

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