De la hipocresía de Occidente y de otros menesteres

A pesar de que me había decretado a mí misma un día de relax y de "espacio de silencio" con el corto La Bruxa, que les he traido esta mañana, no tengo más remedio que volver a estas páginas para contarles mis negros recuerdos. 
Viendo al mundo árabe incendiado, incendiado porque los ciudadanos han dicho basta ante tanta corrupción, han pedido vivir en libertad y con dignidad... viendo todo esto me acordaba de dos fechas relativamente recientes.
Una la primera visita oficial a España de este genocida llamado Gadafi, en diciembre de  2007. Recibido con todos los honores. Recibido como gran hombre de estado, como amigo nuestro. Recuerdo el despliegue que hubo en Madrid y como permitieron instalar su "jaima" en el Paseo de la Castellana. 

La otra fecha, por aquello de seguir recordando, fue en enero de 2009: la primera visita oficial que hizo el rey Juan Carlos a Libia. Acompañado estuvo de los primeros niveles de empresas tan importantes como Abengoa, Indra, Iberdrola, Repsol, entre alguna otra.  Se iba a visitar al entrañable amigo libio, ese amigo al que compramos gas y petróleo.

Porque dejémonos de hipocresías, de eso, de los intereses comerciales, estamos hablando. De Libia dependemos en un 2,1% en gas y en un 10% en petróleo. Pero sobre todo y muy especialmente, de acuerdo con los datos últimos publicados por el ICEX del año 2008, los intereses españoles con Libia se cifraban en más de 3.000 millones de euros. Supongo que a fecha de hoy esta cifra habrá aumentado.
Estas dos penosas fechas, estos dos penosos recuerdos, me ayudan a entender, que nunca compartir, la debilidad y ambiguedad de Occidente a la hora de condenar los asesinatos del régimen libio, más allá de una retórica vacia y vergonzante.
Todo esto pensaba cuando oía la noticia de cómo los generales de Gadafi, a diferencia del ejercito en Tunez y en Egipto, han optado por disparar contra sus propios compatriotas.
Cuando ves la realpolitik en acción, con esa literatura barata, vacía, hueca, plena de hipocresía, sin contundencia al denunciar a este sanguinario, sabes que detrás de todo ello están los intereses comerciales en Libia, tanto de España como de algún que otro páis europeo. Como por ejemplo Italia y Alemania que aún cudruplican y duplican respectivamente los intereses españoles en Libia. 
Esta es la verdad. Esta es la política que ha llevado Occidente ante estos dictadores que han tenido subyugados a sus ciudadanos. Sólo porque estos se han rebelado, ni siquiera en busca de pan, sino sobre todo para luchar por su dignidad, por su libertad, es cuando de forma timorata Occidente comienza a decir que sería bueno establecer sistemas democráticos en el Norte de África y Oriente Próximo.
No se ustedes, pero a mí me hierve la sangre y tengo muy presente como nos presentaban hasta hace tan sólo unos instantes a Mubarak, a Ben Alí, a Gadafi, y a otros tantos sanguinarios. Pero seguimos haciéndonos fotos con ellos. La última el presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, con el otro sanguinario llamado Obiang. 

¡Cuánta hipocresía! ¡Cuánta desvergüenza!