Revista Opinión

De la ridícula historia de Inglaterra V

Publicado el 14 noviembre 2014 por Vigilis @vigilis
Enrique VI accede al trono sin reinar debido a su minoría de edad. Con Francia perdida, el reino se enfrentaba a una impagable deuda externa, a la intervención del FMI y a continuas huelgas promovidas por los levantiscos sindicatos y el partido laborista. El Consejo de Regencia más o menos hace lo que puede hasta que Enrique llega a la mayoría de edad.

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Mapa que cuidadosamente no llega al siglo XVI porque habría que incluir universidades americanas fundadas por alguien.

Pero incluso con la mayoría de edad Enrique dista mucho de ser un rey efectivo, su probable esquizofrenia le alejó de la cordura necesaria para curar las heridas de una guerra que había dejado en una situación alterada la escena de las casas nobles de Inglaterra: familias arruinadas, casas cuyos herederos cayeron en combate, el regreso de nobles que perdieron posesiones en Francia y veían caer en desgracia a su familia, el aumento del número de bastardos legitimados ante la carencia de herederos, etc. Todo este escenario alterado, que nos habla del fin del feudalismo y del nacimiento de una nobleza que viviría de alquiler, lo vemos reflejado en los conflictos de las casas nobles de la saga de fantasía épica Canción de Hielo y Fuego. Casas que ascienden a costa de otras casas, lealtades cambiantes, bastardos legitimados, secuestros de herederos, etc.
El mal de melancolía que azotaba la mente de Enrique VI dejó el gobierno del reino en manos de su señora, Margarita de Anjou. Esto hizo que un veterano de las guerras de Francia, Teniente de Irlanda y jefe de la Casa York, Ricardo, se alzara como líder de la oposición. Ni a Ricardo ni a los partidarios del jamón de York (aviso: voy a abusar de este chiste), les gustaba ni un pelo que Margarita detentara en la práctica el poder real. Supongo que no tanto por ser francesa, sino por ser mujer.
Poder frente a legitimidad
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Aquí entra en juego la eterna controversia entre poder y legitimidad. En la práctica, Margarita podía ejercer de regente mientras el rey Enrique zurría mierdas con un palo en los jardines de palacio, y así lo entendían muchos nobles. Nobles que no es que fueran extremadamente legalistas, sino que estaban cerca de la sede de legitimidad por aquello de la recalificación de terrenos y los permisos para abrir casinos sin pagar impuestos.
Ricardo de York, sin embargo era quien tenía el poder: tenía hombres de armas, el apoyo de importantes casas y probablemente más dinero que la propia corona (quien más perdió en Francia fue la corona, no olvidemos que a efectos contables el rey era un señor feudal más... cosa que era problemática porque convertía la hacienda pública en la hacienda de un señor que podía cagarla mucho).

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Cersei Lannister o Margarita de Anjou (o Isabel de York).

El problema de pretender ejercer el poder pero carecer de la legitimidad es que suele significar guerra civil. Así que Ricardo trata de obtener la legitimidad mediante una moción en el Parlamento para ser nombrado heredero del rey. Evidentemente Margarita y sus partidarios bien colocados cerquita del BOE rechazan las pretensiones de Ricardo, lo desposeen de sus títulos realengos (Teniente de Irlanda, Justicia del Rey) y casi lo echan a gorrazos de Londres.
Con la noticia de la última batalla perdida en Francia, el rey pierde definitivamente la cabeza y se convoca un consejo de urgencia en la corte. A ese consejo no podían impedir la asistencia de Ricardo de York, pues era el duque más importante del reino y además tenía dinero para sobornos. Contra los grititos de una enfurruñada Margarita de Anjou, los nobles nombran a Ricardo de York Mano del Rey Lord Protector.

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York o Invernalia.

La movida es que a los dos años el rey Enrique recupera la cordura como una Juana la Loca cualquiera. Y lo que hace Enrique sin ni siquiera quitarse el disfraz de Napoleón es desposeer a York de sus títulos y revertir a sus partidarios a sus puestos. Vamos, deshacer lo que hizo el de York. El de York no se lo tomó muy bien: dijo que no le hacían falta sardinas para beber agua y reunió un ejército de veteranos de las guerras de Francia. Cuando llegaron rumores a la corte de que el duque de York estaba reuniendo un ejército, el rey apuró a reunir uno muy rápido con los quintos de aquel año y fue al norte a su encuentro.
La primera batalla de St Albans fue un paseo militar para el duque de York. En ella no sólo logra matar a los principales partidarios del rey, sino que secuestra al propio rey y lo hace acompañar a la corte, al frente de un ejército deseoso de probar los famosos burdeles londinenses. En la controversia "poder frente a legitimidad", ganó el poder el primer round. Cosa de esperar, por otra parte.

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Eddard Stark o Ricardo de York.

Ahora, en lugar de Lord Protector, Ricardo Jamón de York sería nombrado Constable de Inglaterra (¿lo traduciríamos por Guardián de Inglaterra?) y aunque su posición fue más fuerte, el querer dirigir el país en serio y ejercer el liderazgo lo obligaron a abandonar muchas veces la corte (alguien tenía que matar escoceses para no perder la costumbre). Esto hizo que Margarita de Anjou viera reforzada su posición. El enfrentamiento de estos bandos se hizo patente en una reunión del Parlamento a la que York y sus partidarios no asistieron por temor a ser asesinados. Sus pellas le valieron al Parlamento declararles traidores. Imaginaos hoy que al diputado que no aparezca en el Congreso se le acuse de traición. La risa.
Nuevamente tras algunas batallas será el poder el que gane el segundo round a la legitimidad. El rey Enrique vuelve a caer prisionero de los partidarios de York y el duque de York regresa a Londres. Nuevamente, vuelve a haber guerra en el norte entre los partidarios de Margarita/Enrique y los partidarios de Ricardo de York. En una de las batallas, el duque muere y al poco, los suyos entronizan a su hijo en Londres, que reinaría con el nombre de Eduardo IV, el primer rey de la Casa de York.
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Este Eduardo IV de York era rey al mismo tiempo que Enrique VI. Un tiempo de mucha batallita y mucha serie de la HBO. El nuevo rey encierra al viejo rey en la famosa Torre de Londres —símbolo del dolor y de la opresión, una Bastilla por derribar todavía en nuestros días— donde morirá ejecutado.
La cosa es que yo me centro más en las andanzas de Ricardo, duque de York, padre de Eduardo IV, que en los hechos posteriores porque creo que la vida de Ricardo explica mejor lo que a partir del siglo XIX llamarían la Guerra de las Rosas: debilidad del poder real, cambios continuos en el poder, guerra civil, cambios de bando, etc. Me parece que este Ricardo sí es el personaje a seguir para averiguar lo que entendemos por Guerra de las Rosas.
La Guerra de las Rosas nunca existió
Que por cierto, como dejé caer en el párrafo anterior, "Guerra de las Rosas" o "Guerra de las Dos Rosas" es una invención recientísima. La gente no la llamó así hasta la aparición del primer novelista inglés de cierto renombre: Sir Walter Scott. En el XIX. Antes de él, ningún autor inglés nos debe de importar lo más mínimo.
Oh, vale, Shakespeare crees que fue importantísimo. Hollywood te ha enseñando hasta la saciedad lo importante que se supone que es Shakespeare. Shakespeare fue el seudónimo de un grupo de escritores que aprovecharon el nombre de un gacetillero (de familia católica, puteado bajo Isabel I, por cierto), para construir un monumento de propaganda para la reina (que venía del bando que ganó la guerra). Este monumento de propaganda lo tenemos en las diversas obras de teatro que nos cuentan los sucesos de la Guerra de las Rosas a través de la vida de sus reyes. El propio símbolo de esta guerra, la rosa roja de York frente a la rosa blanca de Lancaster, no se corresponde con los estandartes de las casas. Más bien estaríamos hablando del jabalí blanco de Lancaster y el dragón rojo de Gales, de donde venían los Tudor. Pero pedir rigor histórico a Shakespeare es como creerse las noticias del Pravda.

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Un idioma para la piratería, por cierto, como con "swag", que significa botín.

Oh, pero me estoy precipitando, creo que me salté la segunda parte de la guerra. Disculpad, es que estoy extasiado por la oportunidad de poder contar este episodio súper-importantísimo de la Historia Universal que la mayoría de la población inglesa ignoró por completo y cuyos testimonios escritos contemporáneos son graciosas interpretaciones partidistas (en ocasiones, el cronista de turno pasaba a tener nuevos jefes y se desdecía de sus escritos anteriores. Los historiadores eran mercenarios, como los hombres de la batalla).
¿Dónde estábamos? Ah, sí, con Eduardo IV.
Los York en el poder

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Eduardo IV ¿Tommen Baratheon? Ahí me pilláis.

Como sucedió con el legítimo rey, Eduardo IV perdió la corona para volver a recuperarla. Sus enemigos, principalmente la reina Margarita que había huido a Francia tras el arresto de su hijo, no descansaban. Allí se aliaron con el rey de Francia, Luis XI, que les puso los barcos para recuperar Inglaterra. Eduardo no tuvo más remedio que huir a Flandes.
La hermana de Eduardo, Margarita de York, se casó con el duque Carlos de Borgoña, y como no podía ser de otra forma, Eduardo pide ayuda a su cuñado ya que borgoñones y franceses tenían un feudo antiguo por alguna razón.
Aegon Targaryen Eduardo IV regresa y desembarca en Inglaterra con un reducido grupo de partidarios y poco a poco va ganando nuevos adeptos para su causa. Uno de sus fieles aliados sería Jon Connington James Harrington uno de los señores de Tierras de Tormentas Yorkshire. ;)
Lectores de Canción de Hielo y Fuego, vienen spoilers del siglo XV!
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Banderizos de la Casa York aliados de los Lancaster cambian de capa y pasan a apoyar la reclamación de Eduardo IV; principalmente su hermano, que era utilizado por Margarita como símbolo de que todos estaban con ella (bueno, con el rey, que al estar loco, era como un niño). Así, finalmente Eduardo IV entra en Desembarco del Rey sin oposición y lo vuelven a coronar rey. Pero esta vez no cometerá el error de su padre y en lugar de mantener prisionero al rey Enrique, lo manda ejecutar en la Torre de Londres.
Los hermanos de Eduardo se casan con las hijas del conde de Warwick (el Hacedor de Reyes, un cambiacapas, ex-aliado de sus enemigos), herederas de una de las familias más ricas del reino. Su hermano Jorge fue acusado de traición y el rey lo manda ejecutar por el divertido método de ahogarlo en una cuba de vino. Cosas.
Con la Casa Lannister, perdón, Lancaster prácticamente extinguida, Eduardo IV de  York pudo reinar casi sin oposición. De sus enemigos tan sólo quedaba el nieto del segundo marido de la madre de Enrique VI, un tal Enrique que ya ni siquiera era Lancaster, sino Tudor, por las cosas de la genealogía.

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Blablabla.

La Casa Tudor era una casa nobiliaria galesa. De hecho, Tudor viene del galés Tewdwr, transliteración del griego Theodoros, en cristiano, Teodoro. A Eduardo IV poco le podía importar que quedara por ahí alguien cuya legitimidad para reinar viniera por parte de abuela.
Eduardo no tenía oposición (tenía dos hijos que aseguraban la continuidad dinástica, y un hermano —Ricardo— sano, capaz y calladito desde que ejecutara a su otro hermano). Pero el reino (él) estaba en la ruina. ¿Y qué hace un rey arruinado? Robar, como Hacienda. Allá que se fue a Escocia a intentar colocar al hermano del rey de Escocia en el trono, cosa que finalmente no logra. Y allá que se fue también a Francia a robar un poquito, empresa que falla por la incapacidad o temor del duque de Borgoña para ayudarle.
Finalmente Eduardo IV muere envenenado o enfermo, cosa que en principio no tenía que tener graves consecuencias, al fin y al cabo, su hijo mayor Eduardo (V) era príncipe de Gales y heredero al trono. Es más, el hermano de Eduardo IV, Ricardo, fue nombrado Lord Protector y regente del reino para los años que le quedaban a su sobrino antes de ser coronado.

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Stannis Baratheon o Ricardo III.

El caso es que una vez que Ricardo tiene el poder como regente, arrampla con los asesores de su hermano e incluso manda a su cuñada a esparragar. Y en un sorprendente giro de los acontecimientos, de pronto aparece un cura diciendo que los hijos de Eduardo IV son ilegítimos porque estaba casado en segundas nupcias. Esta buena noticia la aprovecha Ricardo para meter a sus sobrinos en la torre de Londres y coronarse rey, con el nombre de Ricardo III (años después se encontrarían dos esqueletitos de niños en la Torre :D).
Ricardo se encontraría con una gran oposición a su pretensión de gobernar como rey absoluto en una época en que eso todavía no estaba inventado. Duró dos años en el trono hasta que cayó en batalla frente a las fuerzas de Enrique Tudor, que se las estaba guardando a los York. De esta batalla es famosa la frase inventada por Shakespeare de "¡un caballo! ¡mi reino por un caballo!".
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Mientras Ricardo III no miraba, este Enrique Tudor se había casado con Isabel de York, hermana de los principitos asesinados y por tanto hija de Eduardo IV lo que aumentó considerablemente su barrita de legitimidad, que nunca llegó a estar vacía del todo. El apoyo económico de Francia, el apoyo galés propio de los Lancaster y la inquina que se ganó Ricardo hizo el resto. De hecho, cuando se enfrentaron en batalla, si los aliados de Ricardo no cambiaran de capa durante la contienda, otro gallo habría cantado. Pero la historia tiene estas cosas.
Enrique Tudor, pese a técnicamente ser un Lancaster, decidió reinar como el primero de la Casa Tudor e incluso en su símbolo uniría los colores blanco y rojo de las casas Lancaster y York. A su hijo Arturo lo casa con la hija de los Reyes Católicos pero el matrimonio no se consuma y catalina de Aragón será la nueva esposa del nuevo heredero, que llegaría a reinar con el nombre de su padre y un palito más en el numeral: Enrique VIII, un tipo gordo y abúlico que en la tele nos lo enseñan como un refinado amante.

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