Revista En Femenino

De los potingues y cremas de belleza y su efecto paranormal en la salud

Por Puramariacreatriva

DE LOS POTINGUES Y CREMAS DE BELLEZA Y SU EFECTO PARANORMAL EN LA SALUD DE EVA

La semana pasada caminaba por la calle mayor, lugar donde es mayor el número de todo: el número de niños que te pisan los zapatos mientras intentas detenerte a mirar la nueva colección otoño invierno; el número de chicas pijas o chicas pancarta (ya sabéis con logos  inscritos everywhere); de cagadas de paloma sobre el mismo mechón de cabello por minuto; de tentaciones en forma de letreros que prometen rebajarte, el bolsillo, el cerebelo y la cantidad marcadita en la etiqueta, si compras dos prendas…

Pues caminaba yo, mayorizándome la vista cuando descubrí que una de mis amigas de infancia me saludaba desde detrás del mostrador de una farmacia en la que no había reparado hasta entonces.  La verdad, cuando una se para a pensar en cómo han cambiado las farmacias, se da cuenta de que ahora no deberían llamarse así: más que farmacia, parecen un espejismo, una de las salas del MOMA, una especie de santuario de la virgen-de-lourdes minimalista,  con feng-shui XXL, hasta en la colocación de los potitos bledine en el escaparate. Según los orientales, los alimentos, aquello que nos nutre no debe estar cerca de la puerta…digo yo que, porque si la abren, te lo birlan y te quedas como un pasmarote, por un lado, y, por otro, eso de que la comida esté en la puerta, de la nevera, un suponer, no es un error de feng-shui, sino de cálculo: el chocolate, por ejemplo, si en lugar de estar en la puerta de la nevera está bajo llave, en un armario…pues eso…que dura más y no se convierte en adipósitos carnales a plazo fijo.

Mi amiga, felicísima en el interior de una bata ceñida (nada de los antiguos babis amplios y asexuados de las boticarias y mancebas de las antiguas farmacias) que incluía un adornito de estos de plástico, sobre el pecho, con su nombre y la expresión TÉCNICA EN COSMETOLOGÍA, me recibió, después de dos besos-con-labios-cubiertos—de-lipstick-que-no-se-mueve-ni-aunque-morreases-a-brad pitt, con un “llevo el departamento de cosmetología”.

Y yo una familia con dos gemelos adolescentes, marido, hipoteca, coche-tronco-móvil, cuñada insufrible adosada y, cuando llega la primavera, no la del corte inglés sino la de la madre (que la parió) naturaleza…una alergia al polen y las gramíneas de cuidado, no te fastidia! me entraron ganas de decirle. En lugar de la retahíla, solo balbuceé, ante el espectáculo maravilloso e inaudito de sus morros inalterables de actriz de jolibud: Sí? Cosmequé?

Pasa, Ven, me dijo, con un gesto de azafata-de-congresos. A ver…Me puso una mano en la barbilla y me acercó al rostro una especie de flexito que me recordó a la lámpara que menda utilizaba en su época estudiantil, cuando oía un cric-cric, que yo pensaba que eran las neuronas de mi cerebro dispuesto a caer rendido ante la teoría de los apuntes cuando, en realidad, las que caían eran las moscas, tentadas por el calorcito de la jodida y traidora bombilla.

Ves…ya me lo imaginaba…bolsas perioculares de nivel 4..el máximo es 5 así que…

Joder, pensé, yo muriéndome, en plena calle mayor y sin enterarme…menuda putada vital!!!

Los deditos, de piel sedosa, de mi amiga se pusieron a toquetearme, sin permiso, los ojos. Por aquí…y aquí…y por aquí….¿las ves?

Yo estaba tan frenética que, por no ver, lo que no veía era el momento de darle un manotazo y largarme…vaya manera de autojoderse el día…la amistad no era aquello tan bonito que unía y daba felicidad a las personas amigas???…vaya despago!

Mira, has tenido la gran suerte (vaya, pensé yo, me ha tocado el rasca-rasca farmacéutico, el cuponazo farmacioril!) de que tengo en promoción el mejor tratamiento para bolsas perioculares, con resultados probados (eso …me sonaba a un anuncio de fairy o de desengrasante) y sin los inconvenientes de la intervención en quirófano (¿¿¿¿De qué coño me iban a operar??? ¿Quién me iba a llevar y porqué al quirófano????)

Mi ya en ese momento ex amiga, metió su mano cuidadísima en un cajón del mostrador y sacó un frasquito. Beauty-eyes, repitió como si se tratase del código pin de la puerta de entrada al paraíso de la belleza y el bienestar…Beauty-eyes…toma…tienes que ponértelo todas las noches, antes de dormir…pero no de cualquier forma, eh, que la vida actual nos lleva a no tener tiempo para nosotras, hija (ui, me dije, ahora me llama “hija”, esta tía es una HP multifunción!!!)…observa el masaje…mira…estos son los movimientos…así…con calma, pero con firmeza…desde el interior al exterior de la zona que rodea las órbitas oculares (joder, ahora resulta que soy una miniestación de la nasa y me van a poner en órbita?)…lentamente…como una caricia…(solo faltaba un tio macizorro tocando el Clair de Lune de Debussy para que aquello prometiese…y todo por abrir un frasquito de potingue para los ojos!!!)…pero sin prisa, eh…tómate tu tiempo, la crema ha de penetrar (sin comentarios…pensé…no me nombres el vocablo penetrar!!! Que me pongo periocular total!!!)…Ya me contarás…verás como regresas a la farmacia pronto…

En 15 minutos, me había dejado 50 euros (no fue uno de mis riñones, supongo, porque mi ex amiga carecía de material instrumental para extirparme el riñón en el trastero de aquella farmacia estilosa, porque si no…) y me iba a casa con un frasquito al que llevaba con más cuidado que la hornacina con los restos cenizos de un jeque árabe.

Hasta aquí, puede que creáis que soy una exagerada y que mi paseo por la calle mayor tampoco había sido un drama…Pues tenéis razón, no había sido un drama…El verdadero drama vino después, sí, a la semana siguiente…cuando tuve que regresar a la farmacia, aunque antes tuve, por cocos, que pedir atención médica a mi médica de cabecera. El motivo: después de estar 7 noches, 7, dándome masajes en los ojos con la cremita de las narices, antes de irme a dormir, con la lentitud que me había aconsejado mi amiga, tomándome más de 20 minutos por ojo, que se dice pronto…tuve el ataque de insomnio más bestia de la historia de la humanidad, solo comparable con el insomnio de Drácula…Cada una de las 7 noches, 7, al terminar de masajear mis ojos, el ciclo del sueño se había ido a paseo y solo quedaba en mí un estado de “bostezo-ininterrumpido”, acompañado de una agitación constante y mala leche al ver que Adán dormía como un ceporro y yo, sin bolsas perioculares, eso sí, me desesperaba por no poder pegar ojo…¡MEcagoentoDo!!!

En efecto, como mi ex amiga me había vaticinado (Ya me contarás…verás como regresas a la farmacia pronto…) volví a la farmacia, sin bolsas, pero con una receta de sedotime para intentar curarme del puñetero insomnio en el que mis “ojos sin bolsas” y yo habíamos caído…

Toma, aquí tienes…sedotime…espera, que te voy a enseñar un serum que te hace un lift en …

En las OOOOrEEEjas!!! le dije mientras ponía pies en polvorosa..

No vuelvo a pasear por la calle mayor hasta que no me aseguren y certifiquen que mi ex amiga está jubilada!

Lo juro!!!

 


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