Revista Viajes

De nuevo en una gran ciudad, Mandalay

Por Worlding8

Nos pica la curiosidad, qué tal esta el desayuno del hotel? Aquí en Myanmar nos tienen muy mal acostumbrados, casi siempre nos entra el desyauno en los alojamientos, y este, no nos defrauda para nada ¡Salimos rodando como siempre!

Después de darle una ojeada al pueblo de Pyin Oo Lwin, descubrimos lo que ya creíamos, que no tiene mucho que ofrecernos aunque sí un estupendo mercado nocturno como el de ayer. Visitamos el templo hindú, la pagoda y recorremos la calle principal llena de tiendas.

Es hora de coger la pick up que nos llevará en dos horas a Mandalay. Nos subimos casi los primeros y en nada y menos ya estamos llenos así que ¡Partimos!

Recorremos todo un puerto de montaña con fantásticas paellas que a muchos le gustaría recorrer con un buen coche de rally. Estas mismas paellas pronunciadas son las causantes de que hagamos la primera parada del trayecto para enfriar los frenos con una manguera y agua fría. Al haber una tetería en el lugar aprovechamos para el café de media mañana. Volvemos a subir y durante el trayecto (más info. ) paramos un par de veces más para hinchar ruedas y volver a enfriar los frenos, más las veces que paramos para la recogida y bajada de pasajeros.

Sobre las 12 y algo con toda la calor del mediodía llegamos a Mandalay. No nos entendemos muy bien con el señor y nos acaba dejando en la calle nº78. La pateada que nos queda hasta el centro es buen y nos está costando orientarnos en la ciudad.

Preguntamos en todos los alojamientos que encontramos por el camino de nuestra hora caminando tratando de llegar al centro (preguntando a los ciudadanos todavía nos lían más). Finalmente llegamos a un par de hoteles que el presupuesto es de aproximadamente 20 dólares pero no nos convencen y nos quedamos con el ET Hotel .

Tras comer, salimos del restaurante Shan para explorar la ciudad, ya nos pareció algo caótica al llegar pero ahora un poquito más. Quizá es la primera vez en todo nuestra recorrido hasta ahora en Myanmar que no nos encontramos con esas sonrisas que contienen las almas inocentes del país. Volvemos a toparnos con taxistas pesados, caza-fortunas y demás típicos de las grandes ciudades a los que ya por suerte nos habíamos desacostumbrado. Pasamos por la pagoda Shwekyimyint Paya cerca de nuestro alojamiento que metida en una calle muestra su zedi dorada típica de Myanmar. Nos metemos en el centro comercial de la ciudad donde montones de tiendas, motos ruidosas por todos lados y camionetas chirriantes nos quitan la visión de los aparadores de las tiendas. El agobio es en cada calle un poco más grande y, como no vamos a comprar nada, entre escupitajos rojos de los diversos transeúntes volvemos al hotel a darnos esa ducha que tanto necesitamos y a descansar.

nuevo gran ciudad, Mandalay
De nuevo en una gran ciudad, Mandalay

Por la noche haremos una última salida a los mercados nocturnos.


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