Revista En Femenino

… de ofrecer chuches a niños ajenos

Por Arusca @contrasypros

Chuches

Hace unos meses, estando en la piscina con mis hijos, pasó una cosa que me gustaría comentaros porque me interesa saber si también os sucede a vosotros y cuál es vuestra reacción ante ello.

Os pongo en antecedentes: un vecino sacó patatas fritas y se puso a compartirlas con el resto de gente (hijos incluidos) que había allí. Obviamente, ya se conocían de antes y había una relación de compadreo entre todos. Nosotros aún no conocemos a muchas de las personas que estaban por allí.

Este vecino se acercó a nosotros y nos ofreció a mis hijos y a mí las patatas. Apenas nos conocemos, aunque nos saludamos si nos cruzamos por la calle. Así que imagino que fue pura cortesía. Yo habría hecho lo mismo. Le rechacé las patatas educadamente. Él insistió. Yo le volví a rechazar las patatas educadamente y con algunos argumentos (luego no cenan, acaban de merendar…). Él volvió a insistir y al final, ante la mirada de mis hijos, no pude sino consentir. Bueno, por la mirada y porque el vecino ya le estaba acercando la bolsa al alcance de mis Trastos.

Esto también lo he vivido en la guarde. Madres que llevan chuches para dárselas a sus hijos a la salida. Y de poco o nada sirve que yo me niegue. Quizás un día lo consiga, pero al tercero ya le están dando las golosinas a mi hijo (“si no para ahora, para después” me han llegado a decir). Por cierto, así fue como el Mayor probó las chuches por primera vez con dos años.

Yo entiendo que ofrezcan. Es de buena educación. Pero también es correcto que yo me niegue. Paso por que insistan una vez más después de mi rechazo. Yo también lo suelo hacer. Pero no veo necesidad de insistir tres veces o más.

CONTRAS:

  1. Me parece respetable que las madres o padres les den caramelos a la salida de la guarde o del cole a los niños. Pero si yo me niego un día o dos, tampoco veo necesidad de insistir un tercer día o más.

  2. Esto, que parece peccata minuta, para mí en realidad es meterse en la forma de educar de otros padres.

  3. Incluso habiendo confianza, a mí no se me ocurriría insistir. Es lo que hago con mis sobrinos. Si les doy algo a mis hijos que mis sobrinos quieren, primero pregunto a mi cuñada. Si ella asiente, yo se lo doy. Y si dice que no, no insisto.

PROS:

  1. Quizás sea duro para mi hijo ver cómo los demás comen golosinas y él no. Pero también es bueno que aprenda que no siempre hay que hacer lo que otros hacen, sino lo que digan sus padres.

  2. Creo que es bueno para los hijos ver a sus padres no ceder. Así creo que aprenden a reafirmarse en sus propias convicciones. Pero claro, para que esto surja efecto, no vale ponerles la chuche en la mano porque los niños son niños y siempre van a tender a cogerlo.

No sé si estoy exagerando. ¿Os ha pasado esto alguna vez? ¿Os parece adecuado o molesto? ¿Cuál fue vuestra reacción? Ayudadme a ver si ando muy errada en mis apreciaciones. Quizás le estoy dando demasiada importancia.


Volver a la Portada de Logo Paperblog