De perros, ébola, políticos y Goya

Un perro que no tiene culpa de nada es objeto de una batalla campal por su derecho a vivir (curioso lo del derecho a vivir del perro pero no de los bebés), un virus africano con nombre de apellido de presentador de LaSexta provoca la muerte y la división entre los que lo quieren lejos y los que lo quieren muy muy lejos, unos políticos que no saben comunicar provocan que unos y otros se pongan la camiseta y la bufanda y salgan al campo a corear los cánticos antes del partido. Y finalmente Goya, Francisco de Goya y Lucientes, nacido en Fuendetodos (que curioso el nombre del pueblo que vio nacer al que reflejó la España de todos y de ninguno) un pintor que supo reflejar, queriendo o no, las dos españas que tantos siglos llevan peleando.

Muchos tienen su equipo pero luego son del Madrid o del Barça, muchos son apolíticos pero “ni de coña votaría a rojos o a azules”, muchos pasan de religión o filosofía pero luego les gusta o no les gusta el aborto, muchos trabajan fuera de la Administración pero unos consideran que los funcionarios no trabajan y otros que son imprescindibles y hacen una labor que no se paga con dinero. Blanco-Negro, Vargas Llosa o García Márquez, música clásica o rock, Carlos Herrera o Julia Otero, de la COPE o de la SER, de traje o de camiseta, etc.

Dos españas irreconciliables, dos españas en constante guerra y dos españas que, a pesar de sus esfuerzos en destruirse, construyen un País ejemplar en muchas cosas como el fomento del deporte, el cuidado de las personas, la protección de la familia, el desarrollo del turismo saludable o la generación de productos competitivos como la moda. Pero dos españas que a la mínima sacan sus garrotes y se lían a tortas en la Puerta del Sol, en la puerta de un Centro de Salud o la Universidad.

Los países anglosajones, supongo que por clima, son más fríos y mas reflexivos, Estados Unidos es una mezcla de ambas culturas pero bebe de Inglaterra como en el Mediterráneo bebemos de Roma. Esa reflexión y esa frialdad les permite abordar las crisis con mayor estrategia que nosotros, que las tratamos como el espontáneo que salta al campo de fútbol para abrazar a su ídolo. A lo loco…

TODOS nosotros nos posicionamos a diario, obligados por una sociedad y una historia que nos empuja a decidir si queremos matar al perro o queremos salvarlo, si queremos la dimisión del político o no la queremos, si la auxiliar de enfermería es una heroína o es una villana, si debemos repatriar a los enfermos de ébola o debemos dejarles en África, si movilizamos al ejército o lo dejamos quieto. Somos entrenadores de la Selección, médicos, ingenieros, bomberos, pilotos de avión, mecánicos de fórmula 1, e incluso presidentes del Gobierno cada día. No valoramos los pros y contras de las decisiones, “es así y punto” porque lo ha dicho la radio, porque lo he leído o porque mi primo que está metido en eso “me lo ha dicho”.

Pobre de aquel que considere ESTAR EN MEDIO de esas dos españas porque será devorado por ambas. Pobre del que piense que el perro debería vivir si no está infectado pero si algún centro lo acepta, porque si no hay centros que lo acepten no se puede quedar en la calle. Pobre de aquel que considere que Teresa Romero es una valiente y seguramente una gran persona, pero que metió la pata no diciendo a su médico de cabecera que trataba pacientes de ébola. Pobre de aquel que considere que la comunicación del Gobierno es mala, pero que no es motivo suficiente para dimitir. Pobre de aquel que piense, pobre de aquel que intente ponerse en la piel del que critica, pobre de aquel.

España seguirá dándose garrotazos y los que intentan ponerse en medio seguirán siendo devorados, por unos y por otros…hasta que los que se ponen en medio se cansen y se rebelen, y ese tiempo llegará.