Revista Cultura y Ocio

De pies y trampantojos

Por Calvodemora
Todo está pensado para que parezca lo que no es, aunque nos obcequemos en ese convencimiento dulce consistente en creer que la realidad no esconde nada y todo está bien a la vista, carente de trampa, limpia de truco. Hay un plan oculto del que provienen todos estos trampantojos. Es una palabra hermosa trampantojo. La trae hoy a colación un periódico para hacer ver otros asuntos del discurrir, pero se sostiene sola la palabra, se iza a sabiendas de que no está al uso y se sabe, a su modo, cómplice de otras. Son las palabras las que organizan la realidad. Las mismas palabras son, en su esencia, trampantojos. Todo en ellas está pensado para que se piense una cosa, pero ande otra, de rondón, cercándolo, amenazando con ocupar el lugar en el que se manifiesta, pugnando por contrariarnos. La vida es también un trampantojo. Lo digo todo esto sin saber muy qué estoy diciendo, porque los significados andan detrás, pidiendo ser vistos, pero son por naturaleza tímidos. Toda la maquinaria del pensamiento está gobernada por estas sutilezas. La mía está enfebrecida, en vértigo y en fiebre. A ratos me libero, adquiero la normalidad con la que afianzo mis pies en el suelo. Deben estar ahí. Son muy importantes los pies. La realidad, si solo se condujese por lo que dicta la cabeza, sería un caos absoluto, uno insoportable. Quizá lo sea. 

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