Revista Medios

De por qué a veces digo que escribir me salva

Publicado el 13 mayo 2014 por Lorena White @lorenagwhite

ESCRIBIR ME SALVA

Cuando recibes una noticia que no quieres recibir, pasas por varias fases. Miedo, impotencia o frustración son algunas de ellas. Te cuestionas a ti mismo, te preguntas qué podrías haber hecho tú. Después das gracias de que no haya sido peor, respiras hondo, la miras a los ojos y sacas las fuerzas para seguir adelante. Sabes que será duro, que no será de tus mejores épocas, que vendrán días difíciles y que muchas veces flaquearás, pero también te alegras de que ella sonría, de que incluso haga bromas, de que esté ahí. Eso es lo que te da más fuerzas.

Cuando te llevas un susto, a pesar de ese miedo irracional que te consume, terminas dando las gracias porque al final se ha quedado en eso, que no es nada más grave, que no es cuestión de vida o muerte. Y si buscas en lo más profundo de ti, encuentras pequeñas razones sustentando tu voluntad. Te sostienes a ti mismo para ser sostén de los demás.

Tengo la suerte de que no he pasado por muchos momentos malos en la vida. Soy afortunada y lo digo así, claramente. Y los que he pasado, la propia frase lo dice: son pasado. Hasta el sábado vivía un momento inmejorable. Ahora vivo un momento regular, que no malo, y tengo que pensar, como siempre aunque a veces se me olvide, que soy afortunada.

Creía que encerrarme y dedicarme a ello, apartándome de aquello que más me gusta hacer, sería lo mejor, pero he tardado poco en darme cuenta de que no tengo por qué aislarme. Sigo teniendo la capacidad de expresarme mejor por escrito que de cualquier otra manera y me entusiasma la idea de que seguir plasmando pensamientos en forma de letras me ayude a distraer la mente y a mirar hacia adelante, a recargarme cuando me siento consumida y a seguir adelante aunque se acabe el camino.

Tengo, además, este blog, que escribo desde hace ya más de un año con la ilusión del primer día. Y quizá las circunstancias no me permitan actualizarlo cada día de lunes a viernes como acostumbro, pero sé que siempre que pueda, voy a aparecer por aquí. Porque escribir me distrae, me ayuda a mirar las cosas con diferente prisma y me mantiene despierta. Necesito escribir para renovar mis fuerzas, para poder seguir afrontando las cosas de la vida tal y como vengan. Este blog me salva. Escribir me salva. Y aunque os suene a locura también lo digo así, claramente.

Hoy las personas que se apuntaron al nuevo proyecto de este blog, han recibido su primer regalo de bienvenida. Con ese proyecto quiero mantenerme en pie y con el resto de entradas y temas sobre los que voy a seguir escribiendo por aquí, quiero seguir caminando.

Para terminar, un consejo: no le hagáis caso al martes 13 y a los que dicen que hoy es un día de mala suerte. La mala suerte puede tocar cualquier día, sea 13, 17 o 23. Lo importante es aprovechar los días en los que no hace su entrada triunfal y da un vuelco al corazón y a la vida de aquel al que toca. Pero una vez que llega, lo que hay que hacer es mirarla de frente y repetir una y otra vez: NO ME DAS MIEDO.


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