Revista Educación

De prelados y castidades, amén

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Siempre me han sorprendido aquellas personas que forman parte de colectivos que arremeten contra la libertad individual o modo de vida de los individuos. Me resulta absurdo, por ejemplo, ser homosexual y querer formar parte de la cúpula de una institución como la Iglesia católica, que no respeta la elección sexual de cada uno.

Por eso no entiendo tampoco a los gais que ocupan un cargo de responsabilidad política en el PP y menos aún a presidentes que recurren ante el Constitucional la ley del matrimonio homosexual y luego asisten a bodas de compañeros que libremente deciden casarse con personas de su mismo sexo.

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Krysztof Charamsa, prelado del Vaticano, con su novio. Foto: bluradio.com

El prelado del Vaticano que anunció estos días que es homosexual y, para más inri de la Santa Sede, presentó a su novio, cayó fulminado al instante. Mucho nos estaba gustando el papa Francisco a los ateos, que hasta a algunos nos estaba haciendo olvidar que representa a una institución retrógrada y carca que hace de todo menos promulgar la palabra de Jesucristo.

Supongo que Krzysztof Charamsa, encima polaco, con lo católicos que son en ese país, ha querido con su anuncio tratar de que la Iglesia vea con normalidad no solo la homosexualidad, sino que acabe de una vez con la castidad absurda que tanto daño ha hecho a la sociedad. Me pregunto si además de crear tribunales vaticanos para juzgar la pederastia no sería positivo eliminar ese voto que impide a los que ejercen el sacerdocio tener una relación con la persona que quieran.


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