Revista Política

De revueltas y revoluciones

Publicado el 28 febrero 2017 por José Alfonso Pérez Martínez

-A Griselda Ibars, Claudio Barneix y Adriana Beatriz Callegari, por sugerirme con sus comentarios, en facebook, estas reflexiones-
El rey Luis XVI de Francia preguntó, al ver venir a su palacio gente airada: "c'est une révolte?", o sea "¿se trata de una revuelta?". Y su ministro le dijo: "no, sire, es una revolución". Una revuelta o motín es una protesta por algo concreto (el precio del pan, por ejemplo) que sólo pretende cambiar ese aspecto concreto. Una revolución pretende cambiarlo todo, el gobierno, la misma constitución del país. La Revolución Francesa empezó con revueltas, pero como el rey y su gobierno no supieron solucionarlas, la cosa acabó en revolución. Los que fueron a por Luis XVI, a su palacio, eran ya revolucionarios. Del mismo modo, los que comenzaron a protestar contra España en las colonias americanas eran revoltosos al principio, gritaban "¡viva el rey y muera el mal gobierno!". Al no saber España responder satisfactoriamente a sus demandas se transformaron en revolucionarios. De la misma forma en las 13 colonias de Inglaterra en Norteamérica. El motín del té de Boston era eso, un motín o revuelta, que se trocó en revolución luego. Las revoluciones no nacen como tal, siempre se aspira al principio a que los gobernantes hagan justicia, respondan a lo que se pide, es sólo cuando los gobernantes fallan cuando nace la revolución. Por eso parece importante, aún hoy, que los gobernantes escuchen al pueblo y respondan adecuadamente a sus demandas. 
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¿Por qué hoy las revoluciones se ahogan, no prosperan? 
Eso es porque hoy los sistemas institucionales y gubernativos son mucho más complejos y poderosos y, por tanto, más difíciles de derribar. Además, mucha gente, con razón o sin ella, están temerosos de la revolución, temen perder derechos, o la propia muerte (las revoluciones suelen ser violentas) y entonces no apoyan a los revolucionarios y, sin apoyo suficiente, la revolución muere, muchas veces antes de nacer.
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Yo, personalmente, soy partidario de las reformas, no de las revoluciones. Las reformas evitan revueltas y, por supuesto, revoluciones, dan estabilidad y prosperidad. Pero, por supuesto, no todos los gobernantes tienen la capacidad de ser reformistas, hace falta estar muy atento a la sociedad y sus necesidades.
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Las revoluciones son de temer, mueren corruptos y culpables pero también inocentes. Un ejemplo: Luis XVII, el inocente hijo de Luis XVI. Tras la ejecución de sus padres los revolucionarios le dejaron morir de hambre en una mazmorra. Era sólo un niño...
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!Que todo cambie para que todo siga igual": En El Gatopardo, de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, una clase dirigente, la aristocracia, se consume ante el avance de la burguesía. Entonces esa frase hace referencia a que todo cambiará porque la clase dominante dejará de ser la aristocracia y será la burguesía, pero todo seguirá igual, porque aunque la clase dirigente cambie, los pobres, dominados antes, seguirán dominados ahora. Ese cambio de la aristocracia por la burguesía lo originó precisamente la revolución francesa, que fue una revolución de los burgueses. El XIX fue el siglo en el que la burguesía alcanzó el poder. Las revoluciones hacen eso, generan grandes cambios, aunque muchas cosas, en efecto, siguen igual.

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