Revista Viajes

De ruta: la Alpujarra

Por Tierrasinlimites @tierrasnlimites

Sierra Nevada, la casa del Mulhacén, está salpicada por pequeñas manchas blancas. Son los pueblos de la Alpujarra, localidades con un pasado musulmán que conservan sus construcciones típicas y muchas tradiciones. Su localización es parte del atractivo. Para llegar a ellas hay que conducir por carreteras estrechas junto a precipicios que caen verticales ladera abajo o caminar por los muchos senderos que conectan pueblos y naturaleza. Cada rincón es un mirador a un paisaje de ensueño.

Elegir qué visitar es difícil. La Alpujarra Granadina se compone de 25 municipios, muchos de ellos con varias pedanías a su cargo. Todo el territorio comparte paisaje, encanto y el color blanco de sus casas aunque también existen diferencias: Trevélez es el pueblo más alto, famoso por el jamón; Laroles, junto a la Alpujarra almeriense, es de los auténticos; el nombre de Válor está vinculado a la Rebelión de las Alpujarras y Yegen, al literato Geral Brenan. Órgiva y Lanjarón son dos pueblos grandes, con más de 5.000 y 3.000 habitantes respectivamente y, en el lado opuesto (por territorio y cifras) se encuentra Júbar, una pedanía de Nevada donde tan solo viven 46 personas.

Nuestra ruta nos dirige desde Laroles a Órgiva y Lanjarón, pasando por Válor, Yegen, Trevélez, el barranco del Poqueira (Pampaneira, Bubión y Capileira) y Soportújar. Pueblos que ofrencen arquitectura popular, historia, literatura, gastronomía, formas de vida y los paisajes de la Alpujarra.

Laroles, capital de Nevada.

Laroles es la capital del municipio de Nevada, un pueblo de unos 600 habitantes, colgado en la ladera de la montaña y de casas blancas con chimeneas cónicas que sobresalen en el paisaje. Sus calles, estrechas, nos trasladan a la época musulmana. Mientras paseamos descubrimos algunos de sus hitos: su iglesia levantada en el siglo XVI, lavaderos tradicionales, fuentes y paisajes.

Se puede salir de la localidad por algunos de sus senderos para descubrir lugares como el castaño milenario o pueblos como Júbar, una localidad que también pertenece al municipio de Nevada y que posee una iglesia muy interesante que aúna las tres culturas: en la veleta de su torre conviven la estrella de David y la cruz cristiana y se cree que, antaño, fue una mezquita.

Válor y Yegen: de historia y literatura.

Separados por apenas 6 kilómetros, Válor y Yegen comparten, una vez más, el color de sus casas, la situación en las faldas de las montañas de Sierra Nevada y una historia.

A Yegen lo colocó en el mapa el hispanista Gerald Brenan que escribió aquí su libro "Al sur de Granada".

El lugar tenía algo que me resultaba atractivo. Era una aldea pobre, elevada sobre el mar, con un panorama inmenso a su frente. Sus casas grises en forma cúbica, con un mellado estilo Le Corbusier, en rápido descenso por la ladera de la colina y pegadas una a otra, con sus techos de greda planos y sus pequeñas chimeneas humeantes, sugerían algo construido por insectos.

Otro hombre y otro pueblo: Aben-Humeya y Válor. Aben-Humeya, el responsable de la Rebelión de las Alpujarras, llevaba en su nombre cristiano (Fernando de Válor y Córdoba) el apellido Válor gracias a su abuelo, un noble morisco, descendiente de los Omeyas, al que los Reyes Católicos le concedieron este caserío.

La represión en contra de los moriscos y de sus costumbres se había endurecido desde la conquista de los Reyes Católicos hasta los tiempos de Felipe II. En 1567 se promulgó la Pragmática Sanción, un edicto que prohibía cualquier manifestación cultural musulmana. Esta opresión desembocó en la Rebelión de las Apujarras (1968-1971), una sublevación sangrienta con muertes en los dos bandos. Su líder, Aben-Humeya, conoció como el "rey de los moriscos", fue asesinado por sus propios compañeros de batallas pocos meses después del inicio de la revuelta.

Los tres pueblos del barranco del Poqueira.

El barranco que ha formado el río Poqueira es uno de los lugares con más encanto de la Alpujarra. Junto a él se levantan 3 pueblos: Pampaneira, Bubión y Capileira.

El primero, el que se encuentra a menos altitud, forma parte de la red de "los pueblos más bonitos de España"; los otros dos, Bubión y Capileira también compiten en belleza. Están repletos de callejuelas que recuerdan su pasado morisco, plazas adornadas con flores, fuentes y decenas de rincones que se asoman a la montaña, mostrándonos la belleza de Sierra Nevada. Para quien le guste caminar, una ruta circular une, en 10 km, los tres municipios del Barranco de Poqueira. Tenéis la información en de Turgranada.

Trevélez: un jamón de altura.

De Trevélez se ha dicho que es el pueblo más alto de España, aunque son varios los que se disputan el título. Sus casas se distribuyen en tres barrios localizados a diferentes altitudes: el Bajo, el Medio y el Alto. El último es el que tiene más encanto: calles estrechas, empinadas, de piedra, que acaban en la montaña, casas bajas, pintadas de blanco y adornadas con flores, miradores a las montañas, antiguos lavaderos...

Además de admirar el pueblo y las vistas, se puede degustar su jamón curado en secaderos a gran altura, con el aire de la montaña. Un producto que está incluido en la Indicación Geográfica Protegida Jamón de Trevélez. Buen provecho.

Soportújar: el hechizo del turismo.

Ojos de sapo, patas de rana, que los turistas lleguen todas las semanas.

Soportújar es otro de los pueblos blancos de la Alpujarra, con soportales, vistas, calles estrechas, una iglesia del siglo XVI, antaño mezquita... pero con una singularidad: se vende como el pueblo de las brujas y ha invertido en una pócima mágica: el " proyecto embrujo ", un conjunto de espacios y eventos relacionados con la hechicería que busca diferenciar su oferta turística. Así, tenemos un Puente Encantando, la Cueva del Ojo de la Bruja, la Era de los Aquelarres, la de las Cruces, el centro de interpretación de la brujería o la Fuente de las Brujas en el Mirador del Embrujo, además de placas en cada puerta y, cada agosto, la Feria del Embrujo.

Los cerca de 30o brujos que viven en Soportújar han creado recientemente la fórmula perfecta para atraer visitantes pero el mito viene de lejos. Cuando los moriscos fueron expulsados, esta zona se repobló con gallegos que trajeron sus meigas, sus leyendas y su cultura. Y de ahí la tradición.

Brujos y brujas comparten municipio con el primer centro budista de España: el O Sel Ling, consagrado por el propio Dalai Lama. Ahí queda eso.

Los grandes: Lanjarón y Órgiva.

Lanjarón y sus aguas medicinales, Órgiva, su patrimonio y la naturaleza. En la parte oeste de las Alpujarras se encuentran los dos pueblos más grandes. Poco tienen que ver con las miniaturas de oriente, sin embargo forman parte de este conjunto, encajonado por las montañas.

"El secreto de Sierra Nevada", como lo describió Pedro Antonio de Alarcón a la Alpujarra, solo se puede conocer desde dentro: "¡Suprimir la Sierra; desvelar la Alpujarra".

"No se consigue, sin embargo, ni aun por este medio, ver el reverso de la Sierra, ni vislumbrar remotamente aquel espacio de once leguas de longitud por siete de anchura en que queda encerrada la Alpujarra. [...] dejando siempre en medio, encajonado e impenetrable a la vista, el secreto de Sierra Nevada, el principal teatro de las hazañas de ABEN-HUMEYA, [...] ¡Suprimir la Sierra; desvelar la Alpujarra".
La Alpujarra: sesenta leguas a caballo precedidas de seis en diligencia. Pedro Antonio de Alarcón.

Nuestro hogar en Laroles.

Para dormir en La Alpujarra elegimos El Cortijo Brazal La Ventaja, una casa de campo con dos apartamentos separados (uno de una habitación y otro de dos), piscina, barbacoa, terraza, mesas en el exterior, tumbonas, jardín, vistas a las montañas, en mitad del campo (totalmente) y a 10 minutos caminando del pueblo.

Su dueño, Diego, está siempre disponible para lo que necesites. De momento no tiene página web, pero sí página de facebook.


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