Revista Deportes

De tetas y de fútbol

Publicado el 28 julio 2011 por Hrubio

Antonio Lucas "Lobo".
La amistad está sobrevalorada, al igual que las tetas grandes. ¿El fútbol? También, supongo. No sé qué pensar. Verán, en verano, con este calor propio del sur, casi nunca sé qué pensar, ando atontado de un lado para otro, sin saber bien qué decir u opinar respecto a nada, únicamente me dedico a divagar, a soltar ambigüedades y sospechas, al tiempo que regalo historias muy detalladas de las cosas más superfluas e intrascendentes, vamos, que soy vivo ejemplo de cualquier diario deportivo en época estival. El As, el Marca, el Mundo Deportivo, el Sport… todos han iniciado una carrera frenética en la que el perdedor ya ha sido decidido de antemano: los lectores.
Sin embargo, el verano sigue siendo la época del año en la que más prensa deportiva se vende, y es que la vida sin fútbol es muy aburrida (que nos lo digan a nosotros). Las vacaciones, el buen tiempo y la playa no palian esa necesidad balompédica absurda que nos corroe a la mayoría. Así pues, como nada, excepto una postura estoica y surrealista, me va a salvar de este tedio omnívoro que me ataca desde no sé bien dónde, me he dedicado estos días a observar a los demás y regocijarme al descubrir aquellos a los que el mismo mal les aflige, ya que ese archi recurrido “mal de muchos, consuelo de tontos” no tiene mucho peso en la realidad que nos toca admitir cada día, así que mejor “dame pan y dime tonto”.
El juego ha evolucionado pronto, enseguida me he puesto a intentar dilucidar de qué equipo sería cada uno de los penitentes encontrados al sol, la cosa ha cobrado vidilla, incluso parecía divertido (perdónenme).
Estaba claro quiénes eran los culés, se distinguen con facilidad del resto porque son los únicos que independientemente de su complexión física ostentan pecho palomo, llevan colgando una sonrisita estúpida a todos lados (incluso debajo del agua) y miran desde su atalaya. Huelen a heno de Pravia.
Los merengues tampoco son difíciles de encontrar, apestan a aftersun, están tan quemados…Los demás resultan un poco más difíciles de reconocer, exceptuando a los del Bilbao y la Real Sociedad, que hablan raro, y a los malagueños, que llevan una sonrisa perenne en forma de media luna y van en alfombra mágica, no es de extrañar, desde Abderramán no se ha visto cosa igual en esta península.
Por supuesto, existe una raza aparte, inconfundible e inefable. Son los que peor lo están pasando, por tanto los más divertidos para un canalla como yo. Son los del Atleti ¡Pobres colchoneros! Llevan la colleja en carne viva, ya que van con la cabeza gacha a cualquier sitio, tienen la mirada perdida, y vaya usted a saber dónde la perdieron, han perdido tanto… su olor es una mezcla de nostalgia e ira. Son los que, cuando en las esquinas enfermas de ocio se habla de fútbol, cambian de tema a los tres minutos para hablar de la crisis, justo al contrario que el resto. Por eso me divierten y a la par les admiro, porque su sufrimiento es puro, hondo, y la tristeza cuando es ajena siempre es interesante y entretenida.
Siendo honesto, la verdad es que el jueguecito no da para mucho, así que espero con ansía insana la vuelta del auténtico balompié, los torneos de verano legendarios para ir haciendo boca, la supercopa más súper de estos últimos años y el comienzo de la liga. Amén.
Recomiendo a los que sufran de esta misma sed agónica que se aventuren en otro juego mucho más ambicioso y reconfortante a la vista, fruto también de la misma mente séptica del que suscribe, se trata de ir más allá de las barreras cotidianas de la imaginación y, basándose en una concienzuda observación de los top less femeninos de la playa de turno, tratar de identificar los colores futboleros que palpitan bajo tales pechos, guiándose por su tamaño, textura, inclinación, color del pezón y demás parámetros que a bien tengan ustedes analizar. Ahí es nada. Qué más les puedo decir, improbables lectores, suerte y al tajo, la cuestión es pasarlo teta.
Como ven, el fútbol no está sobrevalorado, pues la ausencia del mismo provoca tales desmanes e infamias pseudocreativas como las que me asolan. Ya lo dijo Cervantes: “Cada uno es como Dios lo hizo, y sin furbol aún peor muchas veces”. Sólo espero que esto pase pronto.
Por cierto, ante la duda, la ...


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