Revista Opinión

De vuelta al pasado

Publicado el 01 agosto 2012 por Carmentxu

Hace poco más de un día que he llegado del futuro. Concretamente, he estado viviendo en julio de 2012. Ya de vuelta, no he traído detergente antimanchas con tratamiento antical como en los anuncios, ni siquiera un artilugio tecnológico capaz de programar el horno al tiempo que contesta un e-mail, habla con la suegra o resuelve complicadas ecuaciones para llegar a fin de mes. Sólo una maleta vapuleada en mil aeropuertos cuyas esquinas empiezan a protestar del traqueteo en forma de refregones. De vuelta al pasado, recuerdo aquella realidad como un sueño, un espejismo, quizá una premonición. Y donde vivo es en un país de recortes de lo prioritario y de lo imprescindible y de vista gorda para lo superfluo, de prebendas a la Iglesia e impunidad para los francotiradores poderosos, de regresión, de posguerra sin que haya habido una sola batalla, sin vencedores. Sólo de vencidos.

De vuelta al pasado
En el futuro que he vivido como si hubiera sido un sueño, que casualmente coincide cronológicamente con nuestro tiempo, no se han cumplido las predicciones nefastas: no hay superpoblación ni la vorágine se ha apoderado de cada movimiento, de cada idea o palabra. Tampoco la tecnología ha acabado por sustituir al hombre en las actividades productivas. Al contrario, complementa y mejora su necesaria presencia. No hay recortes sociales, aunque, eso sí, a los hombres y mujeres del futuro les crujen a impuestos. La transición al futuro se ha realizado de manera gradual: sin aspavientos, ínfulas ni excesos de nuevo rico que deriven en carencias de nuevo pobre. Sobra decir que he viajado a un futuro del Primer Mundo, y el Tercero seguía ahí, cada día más cerca de un cuarto: a cada rebote, una caída con más fuerza, a cada respuesta acertada, una nueva pregunta más difícil.

En este presente que es pasado, España obtiene pocas medallas: un oro en desempleo, plata en prima de riesgo y déficit, bronce en recortes sociales… Y poco más: sólo algunos diplomas acreditativos. Los que todavía no han iniciado la operación salida (desde ayer y hasta el miércoles, según la DGT, aunque empezó hace mucho) resisten en el monte y presentan batalla como guerrilla subversiva. Dicen los viejos del lugar que están escondidos trabajando en una máquina del tiempo que nos permitiría viajar a todos de vuelta a 2012 y no sólo a unos pocos locos que vuelven entumecidos del trasiego. Hay que enfocar bien el objetivo: el más mínimo fallo y nos vamos a Grecia, otra realidad que convive en el futuro.


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