Revista Indie / Folk

Death In Vegas – Trans-Love Energies

Por Homeboy

Death In Vegas – Trans-Love Energies

Se supone que Death In Vegas dejaron de existir hace siete años, cuando Richard Fearless se mudó a New York para estudiar cine y fotografía, y de paso vivir una vida bohemia con todo el dinero que había ganado con su proyecto musical – se creyó demasiado su rollo hippie -. Hace un par de años volvía a su Inglaterra natal donde le volvió a picar otra vez el gusanillo de la música. Tras hacer alguna remezcla para The Kills, The Horrors o los penosos Hurts, el hombre sin miedo decidió llamar a su antiguo compañero y continuar con la aventura musical que empezaron en la década de los noventa.  

Death In Vegas – Trans-Love Energies

Muchos os preguntareis que es lo que tienen que ofrecer este dúo siete años después de su último, y fallido, trabajo, y con razón, ya que a simple vista es un disco que da un poco de pereza y miedo. Pues no se han comido mucho la cabeza y siguen por donde lo dejaron: fusionando rock; electrónica, y psicodelia a partes iguales. En un principio no es una mala noticia, ya que aquel The Contino Sessions y concretamente Dirge, eran una jodida maravilla. Lo malo es que salvo la rockera Black Hole; el funky electrónico de Coum y el synth-pop de Scissors, el resto de los temas no llegan a sus mejores momentos, y hacen que echemos de menos cosas tan grandes como Hands Around My Throat o Aisha. Aunque Your Loft My Acid (con la colaboración de la cantante de Austra) tampoco está nada mal, pero como primer single no funciona.

Lo que no se les pude negar es que al menos le han puesto ganas, ya que en Medication intentan hacerse un Primal Scream en toda regla, y casi lo consiguen otra vez – ya lo hicieron en The Soul Auctioneer y One More Time donde colaboraba el propio Bobby Gillespie -, pero le falta algo para convertirse un temazo. Además, los tres últimos temas son un autentico coñazo a los que no salva ni esa apoteosis de guitarras y teclados que nos encontramos al final de Savage Love.

Con todo esto, tampoco hayán hecho un mal disco, pero claro uno lo compara con el último de M83 – por decir un grupo que más o menos tira por su rollo -, y ve que no hay color.

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