Revista Opinión

Debatir con la pared

Publicado el 17 junio 2016 por Vigilis @vigilis
Reiteración y agotamiento desembocan en tabarra. En esta campaña los mensajes de los partidos políticos se repiten hasta el hastío y la tabarra residual solamente es una buena noticia para quienes denuestan la política. No hay mayor cáncer dentro del debate público que el de la anti-política: el discurso que dice que la política no importa, que todos los políticos son iguales o que los políticos forman parte de un grupo separado de la sociedad y movido por oscuros intereses.

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El mundo según los escuadrones del odio.

Pintar un cuadro de vaciamiento del trabajo político de la anterior generación es hacerle el caldo gordo al grupo de opciones anti-políticas que por alguna razón la ley permite que se presente a estas elecciones. Ya analicé en su día la base ideológica del principal de estos grupos pero me temo que debo insisitir diciendo que el amostazamiento de la política solamente sirve a quienes se la quieren cargar y sustituir por... no sé. No sé qué nuevo mundo buscan construir los populistas palingenésicos que bailan merengue caribeño sobre alfombras persas.
Y es que tras leerme los programas políticos con que los principales partidos se presentan a las elecciones sigo sin tener una idea clara de la clase de país que buscan construir nuestros revolucionarios del diabolo en el semáforo y el iphone en la mochila. Creo que lo mejor es fijarse en lo que ya han hecho en los ayuntamientos que dicen gobernar. Si uno atiende a su propaganda verá que sacan pecho de la eliminación de altos cargos y del ahorro de las cuentas (al menos en algunos sitios, ya que su política cambia según donde gobiernan). Al mismo tiempo no se puede dejar de pensar que esa eliminación de altos cargos es compensada por la tempestad de nepotismo y la creación de nuevas oficinas con nombres tan pintorescos (urbanidad sostenible, justicia social, rescate social, social social) como vacíos de competencias. Y respecto al ahorro en algunos lugares habrá que preguntarse si no se debe a su incapacidad para aprobar los presupuestos, su parálisis legislativa o a que simplemente no tienen proyecto político.
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Lo sorprendente del caso es que pese a carecer de proyecto político —suelen vender como propias cosas hechas por anteriores gobiernos— se les ve atareados (eso cuando no se quedan dormidos en los plenos o no están meando en la calle). Están todo el rato moviéndose de un sitio a otro. Dedican toda la jornada a la pura y dura propaganda política. Para ello, como hemos visto en Cádiz y en Coruña, dedican recursos municipales a glorificar a los caciquillos pedestres (por cierto, las respectivas Juntas Electorales ya les leyeron la cartilla). Pintan como acercar las instituciones a los ciudadanos lo que son puros mítines políticos. Le llaman accesibilidad a dar homilías sobre la guerra de Irak de hace trece años y dibujan como transparencia actos sectarios de librito de autoayuda.
El recurso del librito de autoayuda es todo un clásico para los que se quieren cargar la política. Es muy sencillo rellenar una hora de discurso sin decir nada cuando se acude a lugares comunes, se utilizan facilonas cabezas de turcos —toda la culpa de los males del mundo se debe a un "ellos" que flota en el éter— y se está todo el rato confirmando las ideas preconcebidas de la audiencia por un trabajo previo y multidisciplinar de pedagogía mediática. La gente acude convencida a reuniones de los populistas y sale con las ideas reforzadas pero sin argumentos sustanciales que expliquen su situación y sin estar más cerca de que sus problemas se vean solucionados.
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El vaciamiento de la política sólo es sustituido por un globo de propaganda. Una propaganda de ful sostenida por el sesgo de confirmación, por el señalamiento del enemigo y por la apelación a los sentimientos. "Todos vuestros problemas los han causado nuestros enemigos, a partir de ahora todo será nuevo y mejor y además os sentiréis mejor. Miradnos qué bien nos llevamos entre nosotros, qué a gusto se está aquí. Sois una gente maravillosa, sois La Gente y juntos somos invencibles. Saludos... Springfield, sois fantásticos". Pero es que esto no es política. Esto no nos informa nada sobre cómo pagar las pensiones con una pirámide demográfica invertida, tampoco nos dice nada sobre la coordinación del transporte aéreo, no es útil para desvincular nuestra balanza comercial de los vaivenes del precio del petróleo ni nos habla de un acceso igualitario a los servicios públicos con independencia de la región o ayuntamiento donde se viva. Esto sólo sirve para compensar carencias afectivas básicas con el calor y el olor (veranito, sandalias) del grupo.
Mientras exista la política normal —es decir, mientras los populistas no tengan el poder absoluto— los boliburgueses chamánicos se ven obligados a mantener ciertas apariencias de ser una opción más, una opción que se rige y se amolda a las estructuras establecidas de competencia política. Así por ejemplo, para su lamento, tienen la necesidad de presentar un programa electoral. El problema que veo es que su programa no es un programa sino una carta a los Reyes Magos que se queda en lista de buenas intenciones desconectadas de la realidad. A mí me hace gracia cuando dicen presentar memorias económicas para lo que llaman propuestas. Simplemente se inventan números y si son muy criticados por la evidencia de sus fantasiosos errores, los cambian y ponen otros. Les da igual y a los suyos les da igual.
Los suyos no les siguen por las memorias económicas ni por los brindis al sol, sino porque están calentitos y les gusta el olor a pies sudados. Y a ellos les da igual porque en pos de un fin mayor que lo justifica todo están dispuestos a cambiar totalmente cualquier tipo de promesa una vez lleguen al poder (como está ocurriendo ya en sus ayuntamientos).

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Olé tú.

Hace seis meses decían que harían manar ríos de leche y miel aumentando el gasto en 90.000 millones, hoy dicen que basta con un aumento del gasto de 60.000 porque les cayeron las del pulpo. Les da igual ocho que ochenta. ¿Qué es un cambio de 30.000 millones? Eso no es nada, a mí dadme el CNI y Televisión Española y no me incordiéis con pequeñeces. Si es que lo único bueno que tienen es que son trasparentes (todos menos su concejal antisemita que es negro como el odio que surge de las profundidades de una estrella moribunda que quiere absorber la luz y la bondad del universo en una pesadilla lovecraftiana de miedo y dolor).
Viendo dónde tienen su mayor apoyo electoral —Cataluña y País Vasco— sin duda y por mucho que en Albacete y Málaga no lo digan, su propuesta estrella es la de compaginar la idea tercermundista de "patria" con la idea de cargarse la soberanía nacional. Ellos dicen que con "patria" —palabra que pronuncian con acento caribeño— se refieren a no sé qué de los servicios públicos y a no llevarse el dinero a Suíza. El problema es que al mismo tiempo defienden referendums identitarios que encumbran al caciquismo provinciano y que responden a las ansias borreguiles de los fanáticos que tienen el cerebro tan pequeño que sólo les cabe una bandera. Gente rellena de boina cuyos padres suelen ser hermanos y que quieren que para pasar de una región a otra tengas que enseñar el DNI. Los grupitos, las tribucitas de cheerleaders adolescentes con barrigola y barba.
Allá donde hay algún tipo de votante convencido de que las fuerzas telúricas de la naturaleza deben preponderar sobre los derechos civiles, la igualdad ante la ley y el Estado de Derecho, encontraremos a los bolichavistas que no perdonan la paella los domingos envolviéndose en la bandera que en ese momento esté de moda. Así los tenemos preconizando el derecho a que los españoles no decidamos sobre nuestro país en Cataluña, País Vasco y Galicia. Es más, en el gran plan de batalla lo que buscan es evitar esos referendums y convertir el funeral de la Constitución en política de estado. Algo así como declararle la guerra a tu propio país, claro que al estar sufragados por potencias extranjeras es algo que no nos debe sorpender. No nos coge de nuevas, como cuando de pronto aparece una fanta de sabor excéntrico en el súper. Como digo, son trasparentes (menos el vástago de Yog-Sothoth, El Abridor del Camino).

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La típica proclama de la socialdemocracia nórdica.

Ante el vacío mutable tú no puedes oponer datos para sostener argumentos. No existe un diálogo en el que se presentan diferentes puntos de vista y los espectadores (o electores, psché, hoy son lo mismo) valoran los pros y contras de cada uno (hay que decir que ningún partido político es realmente sincero porque no informa de los contras de sus políticas). Cuando algún correveidile austrohúngaro dice que se han creado chorrocientos puestos de trabajo, hasta el orco vegano más tonto del pueblo puede responder "es que no son empleos dignos". Y lo guay del asunto es que a ese orco mal afeitado lo vuelve a invitar a su saloncito la Susanna Griso.
El otro día no ponían en la tele ninguna película de robots gigantes y vi un programa con portavoces de varios partidos en el que se hablaba sobre la eliminación de las diputaciones. El del PNV sonríe y dice que en el contexto vasco eso es una extravagancia porque los territorios vascos tienen fueros desde el siglo XVI (dato incorrecto, pero bueno). Ese señor creo que es diputado. El caballero quedó orgulloso de defecar en mitad del plató y dejar aquello oliendo como el bus de campaña de Pablemos. Pero a mí qué me cuentas del siglo XVI muchacho. Como si propongo dividir al País Vasco en dos provincias este y oeste. ¿Qué me estás contando? Se acepta que se digan cosas en público que son estúpidas y chamánicas y se deja correr. El presentador siguió dando la palabra a los otros políticos en lugar de ofrecerle una fregona al caballero e invitarle a limpiar su excremento.
La temperatura política de un país se mide por estas anécdotas. Por separado no tienen mayor importancia pero analizadas en conjunto ponen los pelos de punta. Todos los partidos contribuyen de una forma u otra a frivolizar el debate público. No veremos debates sobre por qué no producimos petróleo o sobre la posición que debe adoptar España en el seno del BCE, lo que vemos son a hombres-medicina con taparrabos dando saltitos. A veces hasta sin taparrabos.
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Ejemplo de este desnudo obsceno lo puede ser la alegre y faldicorta proclama de un chavista célebre porque la Agencia Tributaria lo pilló con el carrito del helado. Este señor, cuya aspiración en la vida es ser antipapa, decía que llevaban en sus listas a jueces y guardias civiles para cuando lleguen al poder meter en la cárcel a "los corruptos". La gente levantó las cachas de las sillas de plástico con el ruidito de la carne sudada que se despega zzzzip y estalló en un aplauso. Luego dijo a la audiencia que los amaba y que la buena gente de.... Springfield era la mejor del mundo y que una camarilla que maneja la banca internacional era la culpable de sus desdichas. Lo típico de la socialdemocracia nórdica, vamos.
Ahora imaginaos por un momento que os dejan el atril después de esta homilía que pone los pelos de punta. ¿Cómo explicáis que la afirmación del frailuno de cabeza redonda es la negación de doscientos años de constitucionalismo, de lucha por los derechos civiles, de crear una sociedad civil fuerte frente al poder arbitrario del estado? ¿Cómo explicar que la separación de poderes y la limitación de la acción del gobierno son las garantías de una sociedad libre? ¿Cómo explicar que una vez que dejas abierto un rasguño en una presa sólo es cuestión de tiempo que se venga abajo? Es que claro, te toca parecerte a ese profe de secundaria que suspendía a (casi) toda la clase o a esa tía mandona que no te dejaba comer golosinas. Nadie quiere ser el malo después del subidón emocional populista del que canta que el mañana les pertenece.
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Yo creo que frente al vacío mutable y emocional del populismo la única fuerza que se le puede oponer es una apelación sentimental y vacía similar en sentido opuesto. Pero cuando lo pienso mejor y repaso la historia europea del primer tercio del siglo XX (una fuente de inspiración de ideas como cualquier otra) al final del día lo que funciona es vigilar los pequeños rasguños de la presa. Los grandes fracasos surgen de dejar pasar pequeños errores. Hay que prevenir errores para evitar los fracasos. No dar combustible a quienes predican que los corruptos son extraterrestres que han causado todos los males. Y si los malos insisten en personalizar el objeto de sus discursos habrá que apartar a esas personas del foco para dejarles sin diana a la que disparar sus dardos de odio. Lo que quiero decir es que a veces se ayuda no molestando.
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