Bien metidos ya en Septiembre y en la vuelta la rutina, y aunque sé que hay alguna suertuda que todavía está de vacaciones, no me queda otra que intentar mantener un poquito el espíritu veraniego. También es verdad que el tiempo no está dejando que nos olvidemos que nos quedan unos cuantos días de verano por delante. Pero en el asfalto como que no se lleva tan bien. Por eso me ha parecido una buena idea enseñarte esta preciosisisima casa ibicenca hoy.
Si has estado en alguna de las islas baleares sabrás que normalmente las casas que están más alejadas de los centros urbanos han mantenido las estructuras y los estilos de decoración de cuando se construyeron. Una cosa que a priori podrás pensar que no te va a gustar, pero que cuando las ves bien, te das cuenta que no es así. Igual que en casi todas las zonas de costa predominan los blancos y los azules. Es una manera de mantener el aire mediterráneo dentro de casa, y lejos de ser poco acogedoras, les aporta muchísima luz y calidez.
Esta casa, a parte de tener unas vistas de ensueño, una piscina que ya me gustaría tener a mi y un porche donde poder hacer comidas al aire libre, tiene unos grandes ventanales que dejan entrar mucha luz. Jugando con téxtiles en tonos fríos han conseguido romper un poquito con el blanco y mimbre que predomina en toda la casa, tanto dentro como fuera. Y algo que me ha llamado poderosamente la atención es que para darle un toque un poco más rústico al salón, han puesto un techo de madera. Creo que es la primera vez que lo veo, y la verdad es que el resultado me gusta mucho.
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