¡Déjalo que se caiga, así aprende!

Seguro que habéis escuchado esa frase en más de una ocasión, y probablemente habréis leído un montón de artículos hablando sobre la necesidad de dejar que los niños aprendan de sus errores. Y si, lo comparto, pero sólo en parte. 
Creo que es mi obligación educar y enseñar a mi hijo, pero si puedo hacer que aprenda algo sin necesidad de dolor, lo haré. Es imposible que pueda protegerlo de todo en esta vida, y estando o no estando yo junto a él, va a tener contratiempos, caídas y problemas, así que aprenderá de su experiencia igualmente. Y no creo que porque alguna vez, logre evitar un golpe, un dolor o cualquier percance esté siendo un mal padre, o mi hijo no vaya a estar preparado para enfrentarse a los problemas y las situaciones adversas que se va a encontrar en la vida.
Y lo sé, porque a mi me protegieron cuanto pudieron y de lo que pudieron, y yo me he enfrentado a los continuos contratiempos que ha surgido en mi vida, sin ningún tipo de problema.
Lo mismo me pasa con el famoso Sr. Estivill y sus técnicas, de las que por cierto se retractó hace un par de años, yo me pregunto ¿aplicó esas técnicas su madre con él?, seguro que no. Siempre he pensado que eran unas prácticas "egoístas" de padres que no quieren que les molesten, que quieren seguir siendo los protagonistas de sus vidas. Pero claro, solo es la opinión de un cangrejo extraterrestre que sabe poco de nada y mucho de menos aún.
Creo que perdemos la cabeza con tantas teorías, prácticas,  y "recetas" milagrosas para la perfecta educación de nuestros hijos, y nos olvidamos, de lo que en realidad importa, escuchar que dice nuestro corazón, respetarlos como individuos y no olvidar que hicieron nuestros padres cuando éramos pequeños.
Últimamente insisto en esto, pero es que me asombro de las cosas que leo en algunos blogs, revistas y comentarios en redes sociales. ¿Estamos locos o que?