Este post fue ideado en conjunto con Guillo “La Araña” Noriega, un cholulo invitado. Nosotros solamente lo redactamos y agregamos algunos detalles pero la idea fue de él. Porque si esperábamos hasta que lo mande ibamos a envejecer mucho.
La Araña recordó un lindo post de RCC en el que hablaban de cómo de niños nos engañaron con historias de monstruos y ahí se le prendió la lamparita. Por eso hoy nos centramos en un personaje con el que nos engañaron power: el Señor Barriga de la serie el Chavo del Ocho. Serie inmortal y compañera de grandes mediodías de sábado (sólo comparable con los sábados de superacción).
Pero fíjense qué pasa con este simpático personaje. El tipo va todos los días a cobrarle la renta y Don Ramón consigue siempre manguearle un tiempito más. Entonces uno crece con la idea de que siempre va a existir ese barrigón buena onda al que decirle: bancame un toque, ahora no puedo. Encima Don Ramón no laburaba, nada. No había forma de asegurar un pago futuro. Pero igual, me enojo un poco, hago un poco de berrinche pero después todo bien. Eso no existe, primer gran engaño, acá te dicen: flaco o pagás o te vas a la calle, o te traigo a la cana y te saca a patadas.
Y después está el remate, la frutilla del postre, el engaño más grande, la ilusión final. Este cobrador nunca pagado no sólo perdona y deja a un moroso seguir viviendo en su chistosa vecindad, sino que al final, agarra a todos y dice: Bueno che, este año los invito a todos a Acapulco!!
Hay teorías tenebrosas que dicen que lo hizo para poder seducir al Chavo. Sino miren esta foto, parece estar con ganas de morfárselo al Chavo. “Y escuchame pibe, ¿vos realmente sabés lo que es estar adentro de un barril?
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