Déjate cautivar por "La Gran Seducción"

¡Ya hemos calentado motores! Esta semana llevamos las cosas un poquito atrasadas, pero todas las cosas siempre llegan y yo aún tengo muchas entradas para dejaros por aquí. Este fin de semana fui al cine porque me apetecía y me metí en la sala donde proyectaban “La Gran Seducción”. Aquí tenéis la impresión que me ha causado y si realmente merece la pena ir a verla.
“La Gran Seducción” cuenta con Don McKellar como director, pero además tiene como reparto a actores como Taylor Kitsch, Brendan Gleeson, Liane Balaban o Gordon Pinsent. Nos narra la historia de un pequeño pueblo donde sus habitantes ya no pueden vivir de la pesca, lo que implica que su supervivencia depende de que se construya una fábrica que permita crear puestos de trabajo y para eso se necesita un médico que resida en el mismo. ¿Lo conseguirán?



Esta película tengo entendido que es un remake de otra que ya se hizo, pero ya se sabe que a falta de ideas se tiene que tirar de hemeroteca y en ocasiones salen cosas medianamente decentes. ¡Estoy contenta con ella! Es una película entretenida, donde te ríes desde el principio y también sientes un poco de impotencia en algunos aspectos.
Tengo que dar mi enhorabuena a los guionistas porque han creado una historia, que no solo engancha desde el primer momento sino que te hace sonreír y en el fondo la magia de la misma radica en ese aspecto. La trama gira en torno a los habitantes, las piruetas que tienen que realizar para ser un “puerto” agradable y conseguir que el médico que tanto ansían se quede.

Estoy bastante contenta con la visión que nos han dejado en esta película, sobre todo porque caracteriza muy bien a los personajes y nos muestra sus dudas y también sus preocupaciones sin dejar de lado el humor sencillo. ¡Todo un mérito! Narrar una historia sencilla que acabe dejando un gusto dulce en el paladar.
También estoy contenta porque lejos de lo que soy yo, no se puede ver ningún efecto especial a no ser que contéis los paisajes que son como de otro mundo y nos hacen evocar sentimientos increíbles. Podría decirse que es el efecto de la naturaleza, sobre todo de la imagen canadiense y que empuja al espectador a interesarse por un posible viaje al país.
Y nada sería lo mismo sin las interpretaciones, contando con actores conocidos y otros que no lo son tanto. Me voy a centrar en los dos protagonistas porque son los más relevantes y donde veo una unión tremendamente fuerte: Brendan Gleeson y Taylor Kitsch.
Muchos habréis visto a Brendan Gleeson en otras películas como “Braveheart”, “Gangs Of New York” o la conocida saga de “Harry Potter”. Es un actor fiable, que borda cualquier papel que se le presente y que por fortuna es muy polifacético. No podría decirse que no tenga una amplia trayectoria y en esta película demuestra el talento que siempre se le ha reconocido.

Taylor Kitsch es uno de los más jovencitos que pueblan esta cinta, acostumbrado a verle en películas como “John Carter”, “Battleship” o “Salvajes”. Tampoco nos tiene acostumbrados a papeles aburridos, sino que va cambiando de un registro a otro sin demora y eso acaba gustando a todos sus fans. Su interpretación, si bien quizá más corta de lo que podría esperarse, es de lo más relevante para todo el núcleo de la historia.
Ambos actores congenian desde el minuto uno en sus respectivos personajes, llenando de complicidad las escenas proyectadas en la pantalla y facilitando que el espectador sea capaz de embarcarse en una historia tierna y a la vez divertida.
“La Gran Seducción” no es un taquillazo, dudo que vaya a verla mucha gente y es algo de esperar teniendo en cuenta lo que abunda en el cine. Pero si estáis interesados en ver algo fuera de lo normal, con una trama cuanto menos sencilla a la vez que ingeniosa, os invito a que le deis una oportunidad.
Es cierto que es una película más para una tarde de domingo, donde echarte unas buenas risas con los amigos o la familia, y ver cómo se tratan temas que en el fondo tienen mucho de actualidad. La pobreza en las zonas rurales, la falta de empleo para personas en edad de trabajar y la solución pasa por una fábrica que no tiene que ser necesariamente buena. ¿A alguien le suena?