Del libro a la pantalla: Jane Eyre

Tengo que deciros, así de primeras, que esta sección es una de mis favoritas, me gusta mucho hacerla, y me temo, que al final me voy a quedar sin recursos. Se llevado a cabo mucho esta práctica, trasladar un libro a la pantalla, pero yo no me he leído todos los libros que han sido adaptados, así que tengo una tarea ardua para mantener la sección. No hay problema, dudo que se termine esa racha popular de adaptación, y más ahora, que en mi opinión hay cada vez menos originalidad en el cine (no voy a generalizar). Remakes, segundas partes, spin-offs...

Hoy os traigo una novela clásica: Jane Eyre, de Charlotte Brontë.

SINOPSIS: Dueña de un singular temperamento desde su complicada infancia de huérfana, primero a cargo de una tía poco cariñosa y después en la escuela Lowood, Jane Eyre logra el puesto de institutriz en Thornfield Hall para educar a la hija de su atrabiliario y peculiar dueño, el señor Rochester. Poco a poco, el amor irá tejiendo su red entre ellos, pero la casa y la vida de Rochester guardan un estremecedor y terrible misterio.

Como ya dije con Orgullo y Prejuicio, no hay que temer la lectura de estas obras, ya sean antiguas o no, porque hay sabiduría en ellas. Leer a Brontë me ha maravillado, su manera de describir las cosas (al detalle), podría cansar, pero a mí me fascinó, porque me creí cada palabra, me indigné en los momentos en los que la protagonista, Jane, es marginada, apaleada e insultada. En una época como aquella (1847), que se describiera a una mujer tan rebelde, tan (en ocasiones) actual, que no quisiera doblegarse ante nadie, con cultura, con una percepción del mundo distinta y con una visión segura de lo que se debe hacer, sin importar lo que piensen los demás, es de valorar y postrarse ante los pies del autor. Como mujer, disfruto muchísimo con personajes de este estilo, luchadoras y supervivientes.

Bien es cierto que Jane Eyre vive en una sociedad en la que los hombres dictan las normas y las clases sociales, marcan un estatus, que les confiere todo el derecho a menospreciar a sus inferiores y convertirles en el último eslabón de la cadena humana. Si no hay dinero, no hay poder (eso nunca cambiará). Quizás lo negativo que destacaría de la novela sería ese matiz religioso, evidentemente no habría cabida sin él, ya que en la época era lo normal, aparte de que Brontë era bastante creyente. Pero yo, precisamente, no es que sea muy fan de esa práctica, y fue lo que más pesado me resultó. No lo comparto, pero lo respeto. Sin embargo cuando Jane se deja llevar por ese bien absoluto, porque es así como lo dicta la Biblia, es lo que menos me gusta del personaje, porque considero que nadie es tan bueno, y que no estaría de más algo de imposición por su parte, algo propio del ser humano, que es ser imperfecto. Pero, a su vez, también lo veo como una lección que te hace pensar en las decisiones que tomas, y que, a veces, el rencor no es bueno para el alma.

Para mí es una novela completa que nos lleva por todos los caminos posibles, desde el miedo, la soledad, el amor, el misterio... Hasta se dice que autobiográfico, ya que no sólo, Brontë, sacó de su propia experiencia la inspiración para describir el colegio Lowoode, sino que es posible que también se inspirase en un amor secreto con un profesor belga llamado Constantin Heger, el cual era mucho mayor que ella y estaba casado y con hijos. Hay Brontë que pillina ...

Al leer la biografía de la autora (la cual os recomiendo, nunca está de más conocer un poco más al autor. Como ejemplo os diré algo que desconocía, o más bien no había caído en ellos, Emily, una de sus hermanas, es la autora de la famosa novela: Cumbres Borrascosas), no me cabe duda que hay bastante de autobiográfico, pero como dijo Raymond Carver: " lo mejor es usar un poco de autobiografía y un montón de imaginación ".

Son múltiples las adaptaciones cinematográficas que se han hecho de ella, desde la primera, allá por 1918, pasando por una versión muda en 1921, otra en 1934, 1944... Hasta llegar a la más moderna (y la única que he visto) en 2011, de Cary Fukunaga. También ha habido miniseries de la BBC, por supuesto, y la verdad es que me gustaría ver al menos una, pues al igual que en Orgullo y Prejuicio, estoy segura de que la adaptación es mucho mejor que la que puede haber en una película, por razones obvias.

La versión de Fukunaga, como ya he dicho, la única que he visto, me pareció una buena adaptación, a veces con idas y venidas que pueden parecer extrañas, pero que son esenciales para comprender, por ejemplo, lo perdida que se encuentra Jane o el dolor que arrastra. La inseguridad de Jane se refleja muy bien bajo la actuación de Mia Wasikowska, a quien considero una de esas actrices ideales para este tipo de películas, a su vez contraproducente, porque creo que se está encasillando a este género y que constaría verla en algo totalmente distinto, al menos en una película que no sea independiente o rarita como le pasó en Stoker. Su actuación junto a Michael Fassbender, quien interpreta, muy pero que muy bien, al señor Rochester (aunque igual demasiado atractivo para el papel), es impecable. Hacen una pareja entre extraña y bonita, tal cual me lo imaginaba leyendo la novela. Y si añadimos la presencia de Jaime Bell, del cual soy muy fan, pues mejor que mejor. Mi escena favorita, sin duda, es cuando el señor Rochester llama a Jane para conocerla mejor. Es esa escena la que muestras de verdad las dos personalidades, distintas y a la vez iguales, de ambos personajes. Me parece perfecta, tanto a modo de interpretación, como de escena en sí, porque una escena, aparentemente simple, puede dar mucho más que otra muy elaborada; sólo ellos dos, cara a cara, hablándose y dejando entrever quiénes son en realidad.

Como siempre, os recomiendo leer la novela (antes), porque os enamoraréis de su lenguaje, de sus palabras y de los personajes. Así como, en esta ocasión, recomendaros el film, pero os aseguro que me comprometo, al menos, ver una de las miniseries y recomendárosla, si considero que merece la pena.