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Del libro Karen no te rindas — La pesadilla

Publicado el 02 febrero 2017 por Elistmopty
Del libro Karen no te rindas — La pesadilla
Capitulo 4 — La pesadilla
La presión por parte de los acreedores aumentaba a través de terceros que desconocedores de su situación le reclamaron que cumpliera con sus obligaciones y le advertían que no querían verse inmiscuidos en asuntos de deudas bancarias, algunos de sus amigos se alejaron de ella argumentando que serían afectados por su comportamiento en el pago de las deudas. Karen desconocía a ese momento que esa práctica de llamar a terceros era parte de las técnicas para presionarla que pagara y que la presión aumentaría, paso previo de acciones más perjudiciales contra el deudor.
   La desesperación llegaba a niveles intolerables cuando Karen estaba acercándose a los noventa días que había sido mencionado por los cobradores como un límite devastador y de llegar a ese nivel de incumplimiento le advirtieron que pasaría a otro estado de mora en la cual se tomaría acciones más severas. Entre ellas se reportarían su impago a las entidades que mantenían historial de crédito afectándola permanentemente. Le advirtieron que su cuenta pasaría a la sección de recuperación de cuentas y que eso sería algo muy serio, porque entre las acciones posibles se les confiscarían los bienes que poseyera.
   La presión siguió aumentando y un día se apersonó un cobrador a su trabajo. Karen se negó a recibirlo y el cobrador entregó una nota en la sección de personal de la empresa lo que ocasionó que lo llamaran a rendir explicaciones causándole bochorno ante todos en la empresa.
Ese día la llamaron por los altoparlantes para que se presentara a la oficina de personal inmediatamente. Esa acción ya representaba problemas para ella. El solo hecho de escuchar su nombre por los altoparlantes y la orden que se presentara inmediatamente la colocaba en una situación difícil exponiéndola a la burla de sus compañeros. Nadie que llamaban de esa forma en la empresa era para algo bueno.
Fue seriamente advertida que debía cumplir con el pago de sus cuentas sino podrían tomar acciones contra ella, como el solicitar un descuento directo de su salario al cual la empresa no se negaría a efectuar. Si tenían que deducirle la totalidad de su salario lo harían y si no cumplía la despedirían porque la empresa no permitía contratar empleados deudores e irresponsables. Se convirtió en el hazmerreír de la empresa. Karen no tuvo la menor oportunidad de defenderse. Sus excusas no eran válidas para la empresa, ella estaba devengando un salario y debía cumplir con sus obligaciones. Inclusive recibió señalamientos que prefirió no enfrentar puesto que se daba cuenta que solo eran burlas de algunas mujeres que siempre la habían envidiado. Uno de esos señalamientos fue.
—Sra. Álvarez si deja de gastar tanto en ropa y en arreglarse puede que pueda pagar sus cuentas o pídale a su esposo que la ayude. —Le dijo la jefa de personal sin poder evitar reírse en su propia cara. —
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