Revista Psicología

Del revés

Por Blogtpl

Del revés. Así se llama la película. Y   efectivamente. Así me he quedado al ver cómo mi hijo lloraba a moco tendido sentado en el cine.
Culpa mía. Tendría que haber leído mejor las críticas.
El caso es que pensé que eran unos dibujos para niños. Pero no. Primero porque los niños no pueden entender las sutilezas de esos muñequitos que manejan el comportamiento de la protagonista. Pero lo que sí entienden perfectamente son las peleas, la tristeza y la soledad de la niña. Y claro, a poco que el niño sea sensible, el drama está garantizado. A mí hija no le ha afectado. Pero al crío lo ha dejado hecho polvo. Y no era el único llorando en la sala.
Es que hay que ser un poco bestia. Aviso: voy a contar una escena de la peli. Un poco no, hay que ser muy bestia para hacer que el amigo imaginario de la infancia, ese elefante tan simpático que llora chucherías, desaparezca para nunca jamás de la memoria de la muchacha. En ese momento mi niño ha tocado fondo. Yo, convencida, le decía que no se preocupara, que volvía seguro. Pues no, no vuelve. Qué cabrones.
Total, tarde de cine. 24 euros de las entradas, palomitas y chuches a parte para pasar un mal rato. Y ya verás las pesadillas esta noche.
Mañama si llueve le pongo la de Cars en casa.


Del revés

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