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Delirio - David Grossman

Publicado el 10 septiembre 2012 por Rusta @RustaDevoradora
Delirio - David Grossman

Delirio ha sido mi primer contacto con la obra de David Grossman (Jerusalén, 1954), uno de los escritores contemporáneos más laureados y un firme candidato al Premio Nobel. Entre sus publicaciones, que comprenden novela y ensayo, destaca La vida entera (2010), con la que ha ganado numerosos premios. Por si fuera poco, es un hombre muy implicado en el diálogo israelí-palestino, hasta el punto que ni siquiera la muerte de su hijo en el campo de batalla ha frenado su lucha por la paz. Aunque en el libro del que os hablo hoy no demuestra su faceta como activista, sin duda tiene muchos puntos de interés a los que merece la pena prestar atención.

A grandes rasgos, Delirio habla de los celos, de la obsesión a la que puede llegar una persona que cree que está siendo engañada. Su planteamiento es sencillo: Elisheva, una mujer de mediana edad, sale de casa todos los días para ir a la piscina y regresa al cabo de una hora. Sin embargo, su marido Shaul ve mucho más: empieza a pensar que ella le engaña e imagina sus encuentros con otro hombre. En un viaje en coche junto a su cuñada, Esti, se sincera y le habla de la infidelidad de su esposa, un relato en el que sin proponérselo expresa mucho más de sí mismo que de Elisheva.

Delirio - David Grossman
Porque, al final, si hubo adulterio o no es lo de menos: lo que destaca de esta obra es la inseguridad del ser humano y su capacidad para multiplicar cada detalle, delirar, elaborar una realidad, su realidad, a partir de suposiciones. Quien haya conocido los celos alguna vez (propios o ajenos) entenderá esta actitud que roza la paranoia, el hecho de ver solo el lado malo de cada situación que incumbe a su esposa y, todavía más, figurarse a la pareja con la otra persona, recrearse en los matices y hacerse daño a uno mismo pensando que el amante siempre es mejor que él. Shaul está convencido de que el hipotético novio de Elisheva le da lo que él no le ha dado nunca, y ahí, en la construcción de un hombre ideal que tiene todas las virtudes que a él le faltan, se encuentra la clave de lo me ha transmitido esta novela.

También resulta interesante el papel de la cuñada, que nunca había tenido confianza con Shaul y ahora se ve de pronto en medio de un camino que no sabe qué le depara. La novela recoge los pensamientos de ella y la manera en la que interpreta el matrimonio entre Shaul y Elisheva, desde que los conoció hasta ahora. Su rol es importante y a la vez refleja esa sensación de que parece más fácil abrirse a un desconocido que hablar directamente de nuestras preocupaciones con el implicado. Creo que Grossman demuestra una gran sabiduría de la vida en la elección de este marco.

Además, la edición de Lumen cuenta con unas interesantes reflexiones del autor, entre las que hay perlas como esta: "Tengo muy claro que cuando una persona cualquiera [...] se ve atrapada de pronto en el remolino de los celos, al instante se convierte en un dramaturgo al que se le ocurren las situaciones más exaltadas, que pormenoriza con su imaginación hasta en los más mínimos detalles". Grossman plasma este sentimiento de forma brillante a lo largo de las doscientas páginas de Delirio, con una prosa impecable, llena de oraciones subordinadas y con un buen manejo del estilo indirecto libre. Hace honor a la creencia popular de que los escritores candidatos al Nobel son densos y difíciles de leer; en cualquier caso, si se tiene tiempo y paciencia para saborearlo con calma, se puede aprender mucho de sus palabras.

De su estilo también destaco sus minuciosas descripciones, sobre todo aquellas de contenido erótico: el autor no evita la narración de escenas íntimas, sino que las describe con elegancia y buen gusto, sin escatimar en los detalles. En general, Delirio es una novela de párrafos largos, sin el diálogo diferenciado como de costumbre y con un nivel superior a la media de lo que se publica en la actualidad. Por todo ello, solo la considero apta para los amantes de la calidad literaria, es una obra en la importa más la forma que el contenido, ya que el texto está formado de extensas narraciones sobre los pensamientos de los personajes, no hay una trama definida en forma de planteamiento, nudo y desenlace.

Para terminar, cito de nuevo al autor: "Mientras escribía Delirio, me sentía como un nadador en medio de un remolino, un hombre a punto de ahogarse, que se hundía y tragaba mucha agua al tiempo que braceaba con todas sus fuerzas entre las olas, hasta conseguir ponerse milagrosamente a salvo". Yo, como lectora, también me he sentido parte de ese remolino, en ocasiones la gran cantidad de detalles y la complejidad del tema en sí me han abrumado, pero en conjunto me llevo un sentimiento de satisfacción por este retrato de la desesperación del hombre.


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