Hoy más que nunca necesitamos plumas brillantes que, en este caos social y político que vivimos, nos den luz, nos orienten, nos acompañen para poder, primero conocer la realidad y después saber interpretarla.
La situación política española, inédita en nuestra democracia, ha llevado a los medios de comunicación (incluidas redes sociales) a un mar de opiniones, juicios, valoraciones que, muchas veces, distan de ser equilibradas y sosegadas y en bastantes ocasiones son de una agresividad e ironía dialéctica que esconde la verdadera radiografía de lo que pasa.
Lo que pasa es que la mayoría de los ciudadanos ni tenemos acceso a fuentes privilegiadas que den credibilidad a nuestras opiniones ni realmente conocemos lo que se está cocinando. Porque lo que no cabe duda es que entre la realidad que los medios de comunicación nos presentan y la realidad que es hay probablemente un trecho muy largo y oscuro difícil de vislumbrar.
Por eso necesitamos plumas brillantes y cabezas bien amuebladas que nos sirvan de referencia para, por lo menos, acercarnos a lo que está sucediendo.
Y esto, ¿qué tiene que ver con un blog de medios? Pues tiene que ver que un blog de medios debe dar pautas para poder interpretar a esas plumas brillantes y a esas plumas irritantes que, desde los medios nos hablan, nos escriben erigiéndose en los maestros que indican el camino.
La diferencia entre una opinión creíble y una rabieta está en lo qué nos cuentan pero sobre todo en la profundidad de lo que nos cuentan.
Y esa profundidad tiene tres partes: una tesis que es una afirmación basada en hechos, en datos, en situaciones objetivas; unos argumentos que ayudan a interpretar la tesis y que se basan en el conocimiento de los hechos, de sus antecedentes, de su contexto, de la credibilidad de las fuentes; y una opinión que refuta o afirma la tesis inicial.
Un artículo como comentario personal firmado por la persona que lo escribe debe tener estas tres partes bien definidas igual que un editorial, es decir la posición ideológica de un medios sobre un tema concreto debe contenerlas.
Si a eso se le añade una pluma brillante y una cabeza bien amueblada podemos fiarnos de esa referencia que, realmente nos da luz. Podremos estar o no de acuerdo pero lo que es obvio es que será una guía a tener en cuenta.
El resto son rabietas, venganzas, ironías, cuentos chinos que sólo sirven para desahogarse a aquellos que no tienen voz y que se creen llamados a la gloria. Pero eso se esfuma, se desvanece y por supuesto no puede llevar el nombre de periodismo ni el apellido de verdad.
Foto: FreeDigitalPhotos/Praisaeng
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