Dependencia de tí

Ausencia infinita es cuanto tengo,
sutil e inútil remordimiento de haberme quedado tantas veces tan solo en el intento
Duermo las noches breves, e inundadas de todos esos,
cuantos pensamientos se atreven con mi inconsciencia.

Soy un rostro desolado en búsqueda continua y constante.
Un payaso gritando en un circo donde nadie puede oirme,
ni las risas, ni las sombras, ni las niñas, ni siquiera los elefantes
pueden escuchar mis versos huérfanos de todo.

Perdidos versos en una lucha olvidada,
ecos de voces que ya no existen,
cumbres sin sherpas ni campos base,
todo cuanto existe en una división confusa

y en una constante lucha por desaparecer.
Monólogos políticos sin interpelación ninguna,
críticas de cosas como rencillas personales,
certeza absoluta y absurda,

la corrección sobrevolando todas las realidades.
Y mientras yo, en mi agradable dependencia a tu costado,
me aferro como pájaro a tu nido.

Ese que palito a palito ha ido diseñando,
ese que deshecho sería incapaz de reconstruir,
ese que sabe cuanto sé desde que estás,
ese en el que anidan los poyuelos,

ese de cercanía y de profundidad excelsa
rodeado de lágrimas y azahares.
Dependo de la risa contagiosa
cuando aparece espontánea entre tú y yo.

Dependo del silencio incómodo
cuando rompe sus propias reglas
para gritar sin ser visto ni tocado.
Estoy lleno de ti y de ti dependo.

De ti y de tus besos bienvenidos.