Revista Diario

Depresión post lactancia materna

Por Sandra @sandraferrerv

 Depresión post lactancia maternaTras los partos de mis dos hijos tuve la suerte de, a pesar de estar agotada y exhausta, no sufrir la temida depresión post parto. Había momentos de desesperación y angustia por la inexperiencia, sobretodo con mi primer hijo, pero por encima de todo me sentía feliz. Quizás no lo sufrí también por otras razones. En los cursos de pre-parto, daban algunas pautas para detectar e intentar paliar este sentimiento. En las revistas de mamás que leía por aquel entonces era un tema que se trataba a menudo. Consejos del tipo, intentar dormir cuando el bebé dormía, dedicar un ratito del día a cuidarte y cosas por el estilo, seguramente me ayudaron.
Lo que no me esperaba era sentirme tan sumamente mal cuando mi bebé gigante dejó la lactancia materna.
Destete radicalEn ningún momento me planteé destetarle en contra de su voluntad. Habíamos llegado a un perfecto equilibrio entre la comida que ya tomaba sólida y la lactancia materna. Incluso con casi todos sus dientes y los constantes comentarios y frases recurrentes del tipo “¿aún le das el pecho?”, no había ningún problema. De hecho era muy gracioso porque las últimas tomas venía él caminando y bebía de pie.
Pero un viernes por la tarde, sin avisar, lo dejó. En ningún momento dio señales de destetarse; no había reducido las frecuencias ni nada que me pudiera indicar que iba a dejar la lactancia materna. Pero aquella tarde, se dirigió hacia mí, le pregunté si quería leche, lo puse al pecho y empezó a llorar desesperadamente señalando la puerta de la cocina.
En mi turbación, tardé un buen rato en entender que lo que me pedía era leche de fórmula que hacía poco más de un mes le habíamos empezado a dar de modo esporádico. Y así terminó mi primera experiencia con la lactancia materna.
Días para olvidarAquel fin de semana fue horrible. Me lo pasé llorando mientras mi hijo me miraba extrañado y mi marido intentaba consolarme sin conseguirlo. Sentí como que perdía algo valioso para siempre. Después de un principio horrible, la lactancia materna se había convertido en una experiencia de las más maravillosas y beneficiosas que he vivido nunca.
La recompensaDespués de aquel triste fin de semana, llegó la recompensa. Pocos días después supe que estaba embarazada de nuevo. Aquella había sido la razón, con toda probabilidad, por la cual mi hijó dejó tan radicalmente la lactancia materna. Sentí muchas cosas al saber que estaba de nuevo embarazada; una de ellas fue que podría volver a experimentar todas aquellas preciosas sensaciones que me había dado la lactancia materna. Y así ha sido.
Como sufro de ansiendad anticipatoria, intento no pensar en el día en que mi pequeña foquita deje de lactar. Por ahora disfruto mirando como se le hinchan sus mofletes de leche y felicidad.
 


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