Revista Cultura y Ocio

Describiendo a nuestros personajes, algunos apuntes.

Publicado el 09 mayo 2011 por Vwollstein

…o qué información seleccionar.

Describiendo a nuestros personajes, algunos apuntes.
Cuando nos ponemos a describir a nuestros personajes, sobre todo a los principales, parece necesario el hecho de describirles completamente: color de ojos, forma de los ojos, el pelo, lo largo que lo tiene, nariz respingona o aguileña… y a veces llegamos incluso a decir a nuestros lectores hasta su forma de las uñas de los pies ¿De verdad creéis que debería ser así?

Pues eso, que me ha surgido esa duda. Yo personalmente soy partidaria de describir solo aquello que nos aporta para la trama. Puedes decir si un chico es más o menos alto. Si no quieres decir su edad puedes decir que el hombre tiene una calva o pelo blanco. Puedes contar las arrugas de la abuela como los árboles, una arruga más indica un año más de vida.

Pero hay veces que nos dan tantos detalles que incluso coartan la imaginación del lector. Esta es mi tesis: 1. que el escritor debe conocer hasta el mínimo detalle, para que su forma de ser y su exterior vayan acorde y quede implícito en lo que se escriba y 2. que el lector solo debe conocer lo que sea totalmente necesario.

Es decir, en el caso de Harry Potter es importante saber que sus ojos son verdes, porque los hereda de su madre, y que su pelo es negro y desmarañado, exactamente igual que su padre. Pero la autora solo nos da esos detalles porque son importantes para la saga. Nos da el dato de la cicatriz porque es casi un personaje más. Sin embargo nunca nos dice cómo va cambiado su voz y los gallos que suelta en esa adolescencia con la que le vemos: porque no es necesaria para la trama.

Pues lo mismo para nuestros personajes: démosles a nuestros lectores la capacidad de imaginarse a nuestros personajes con la información mínima indispensable.

Lo mínimo-mínimo que alguien necesita en un principio sería: sexo (obvio) y edad aproximada. Después habría que tener en cuenta qué función tiene dentro de nuestra novela y añadir alguna característica que se le pueda asociar. Por ejemplo, al malo quizá le pongamos el pelo negro y la mirada profunda y fría. Quizá la mejor amiga simpática tenga el pelo rubio o pelirrojo y sonrisa radiante. Pero siempre será en beneficio de nuestra trama y no sólo para agarrarnos a los tópicos de siempre (chico protagonista-rubio-ojos azules).  ¡Ánimo con vuestras descripciones!


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