Descubre la base de una buena alimentación en los niños

Vivimos una vida, solo una. Y la vida que estamos viviendo no solo nos afecta a nosotros mismos directamente, sino que indirecta y sin consciencia también a ellos. Vivimos en un mundo, en una época y un presente donde se nos olvida lo más importante, pararnos a mirar.

La vorágine de la vida y de sus prisas, nos ha hecho aprender a relacionarnos con todo lo que nos rodea, familia, naturaleza, amistades, trabajo y por supuesto con la alimentación de una forma errónea, intrascendente en el instante pero molesta en el futuro, una vida sin observar.

Pero se nos olvida lo más importante ellos, nuestros hijos, los niños no saben ni quieren vivirla de otra manera, no les apetece vivirla corriendo, a no ser que sea detrás de una pelota o una mariposa, les apetece y les gusta vivirla observándote con curiosidad y admiración.

NO hay nadie más valiente, no hay nadie más fuerte, no hay nadie más rápido, no hay nadie más gracioso, ni habrá nadie que pueda consolarle mejor que tú, y si tenemos claro ese concepto básico y nos lo grabamos en nuestro corazón, entenderemos la importancia que tiene que tú seas el ejemplo de una buena alimentación para ellos.

Por experiencia os puedo decir que día tras día, hablo con cada niño que tengo la suerte de poder alimentar en la escuela, y encima puedo hablar con ellos desde un lugar privilegiado una posición de respeto y de igual a igual, una conversación donde no hay una diferencia de edad ni de altura o de color, solo una diferencia de conocimientos y ellos están ansiosos por aprender e imitar.

Conozco muchos de sus gustos, de sus gestos cuando algo les encanta o no les gusta, de sus palabras o estrategias cuando algo te lo quieren enmascarar o les sabe mal pedir, del plato que podrían repetir una y otra vez y no se cansan de comer, hasta de aquél que aún no me ha dejado conciliar el sueño por no saber qué ha fallado… Pero lo que también sé, y me cuentan con admiración y con una ilusión tremenda es TODO lo que comen, en casa y sus padres.

Sé lo que coméis, lo que picáis, cuando lo coméis, qué os gusta, que odias, qué alimento no entra en vuestra casa, cuál esta a diario, qué comida le encanta a papá y cuál detesta mamá, hasta el aperitivo que sacáis cuando vienen los abuelos los domingos, o la merienda que le da la tía los jueves al salir de la piscina. Y eso es lo que realmente se les queda, y en lo que tendríamos que pensar más.

Podría pasarme líneas y líneas escribiendo sobre qué es lo correcto o no a la hora de alimentarlos, qué les nutre más o menos, qué truco hay para darle mucho más gusto a esos garbanzos que siempre se dejan en el plato y qué receta es la más rica de bizcocho… Pero creo que en estas cuatro líneas ha quedado bastante claro, si te has parado a observar e interiorizar, que antes de pensar y darle vueltas a cuál es el alimento más nutritivo que podemos ofrecerle a nuestros hijos. Mucho más importante que eso, es el hecho de que si queremos que nuestro hijo tenga una educación alimentaria correcta, que sepa nutrirse, que aprenda a comer de una forma variada y saludable, que no rechace las verduras y frutas, que disfrute con unas lentejas y sepa en un futuro que quizás ese pastelito no es lo más sano que podría merendar y elija la manzana, no podemos pasar toda la responsabilidad a la escuela donde come de lunes a viernes, ni al pediatra, ni a la publicidad que tanto nos engaña. Los verdaderos MAESTROS para ellos, los mejores
NUTRICIONISTAS, y el mejor EJEMPLO sois vosotros, SUS PADRES. Y si tú comes de una forma natural en casa calabacín, tu hijo te aseguro que comerá calabacín.

Por Juan Llorca

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