Revista Historia

Descubriendo nuevos mundos

Por El Ojo De Darwin

Descubriendo nuevos mundos

Una de las cosas que más impresionaron al ser humano europeo fue desde siempre la enorme variedad de animales que se encontraron en el continente americano en sus primeros viajes, especialmente a partir del s. XVI que fue cuando empezaron a elaborarse crónicas que iban más allá de los habitantes del “nuevo mundo”. Uno de los cronistas, Fray Pedro Simón relata en su obra “Noticias Historiales de las conquistas de Tierrafirme en las Indias Occidentales” varios ejemplos de animales y plantas que sorprendieron a los europeos. Los tiempos de clasificar las especies animales y vegetales aún estaban por llegar, en aquel momento estaban más intrigados por aumentar el número y el tamaño de los reinos de sus reyes que de cualquier otra cosa :D
Fray Pedro Simón fue de los primeros en encontrar no sólo curiosos los usos y costumbres de aquellas gentes a las que “acababan de descubrir”, si no que empezó a interesarse por la fauna y la flora, tan diferentes en su mayoría de lo que había en Europa.

Puédese llamar Nuevo Mundo, porque en todas las demás cosas está lleno de novedades. Las aves son nuevas y peregrinas de las de nuestra Europa, pues sólo el águila, gavilán, lechuza, tórtola, garzas, murciélagos y alguna de cetrería son las mismas que conoscíamos y las demás son nuevas, porque aún fasta las palomas, gorriones, vencejos, aviones y golondrinas tienen mucha diferencia de las nuestras. De los animales, sólo el venado, tigres y osos, nutrias, leones, zorros son como los nuestros; lo demás es nuevo. De los árboles, fuera del nogal, encina, roble y en alguna parte pinos, cedros y alisos, zarzas de moras, no hay otros de nuestros conocidos, con ser infinitos los que hay. Las frutas ninguna conviene en nada a las nuestras.

Nuestro cronista, monje franciscano, tuvo a bien describir no sólo batallas y “grandes conquistas”, si no que también dedicó un espacio poco habitual a la fauna y la flora propias de las nuevas tierras.
Se encontraba nuestro aguerrido fraile franciscano en una expedición guiada por Juan de Borja en el año 1608 en la zona que hoy corresponde con Venezuela y Colombia, cuando le llamó poderosamente la atención una serpiente, que podría tratarse o bien de una boa (Boa constrictor) o bien de una anaconda (Eunectes murinus)

Descubriendo nuevos mundos

Imagen de una serpiente a punto de engullir una vaca

Hay culebras, de las que llaman “bobas”, que se engullen un venado, por grande que sea, y lo cazan metiéndose entre yerbas y espesura, donde lo acechan y al pasar lo atraen para sí con el aliento, con tanta fuerza, que no puede huír de su boca (el cual imperio no se lo dio Dios sobre los hombres a estas culebras), las cuales, cuando tienen el venado derribado con el aliento, se lo revuelven al cuerpo, y así, apretándolo, lo matan y luego le lamen todo el cuerpo, llenándolo de babaza, porque de otra suerte no lo pudieran tragar por la aspereza del pelo. Y dispuesto así (que es como estar guisado para ellas) lo van chupando desde los pies fasta la cabeza, la cual, por causa de los cuernos, no pueden meter dentro de la boca, y así la traen fasta que se pudre. Dioles Dios este modo de cazar, porque de otra suerte no se pudieran sustentar, por ser tan torpes.

Como bien sabemos, es grande la imaginación de la gente y nos lleva muchas veces a exagerar los acontecimientos. Mucho más en aquella época, si cabe, puesto que muchos relatos se hacían basándose en las descripciones “de oídas”, siempre un tanto aderezadas con el imaginario del propio autor, cuando no eran fruto de un simple avistamiento fugaz. Es un fenómeno muy conocido hoy en día (eso que llamamos leyendas urbanas), pero que antes pasaba por relato verídico dada la autoridad que en los escribanos se depositaba. Servidor se acordó mucho de los relatos de gente que va de pesca al Amazonas, a los que casi sin excepción ocurre algo que nuestro fraile ya había escrito allá por 1610:el tronco donde se sienta la gente que cobra vida de repente.

En esta tierra fue donde sucedió el caso, con una destas culebras, que se cuenta en todas estas Indias y España por cosa muy común y sabida (y lo trae Herrera), que fue desta suerte: en aquellos principios que se iba descubriendo esta tierra de Coro, yendo diez y ocho castellanos, uno de los cuales se llamaba Mateo Sánchez Rey, que después fue conquistador deste Nuevo Reino y vecino desta cibdad de Santafé (*), en una entrada por las montañas, cansados, se sentaron sobre un tronco que les paresció viga rolliza, de disforme grandeza, muy parda y cubierta de yerbas y hojas secas de los árboles. Y comenzando a sacar lo que llevaban para almorzar, se comenzó a bullir la viga, y admirados del caso, se levantaron y vieron que era una destas culebras “bobas”

* = la ciudad de Santafé actualmente es Bogotá, la capital de Colombia (N. del A.)

Si alguien quiere leer más sobre las crónicas de Fray Pedro Simón, aquí puede encontrar el primero de los seis libros ;)


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