Revista América Latina

Desde España. José Antonio Medina: VII Cumbre de las Américas.

Publicado el 19 abril 2015 por Joseantoniomedina1234

columnista103Con frecuencia las cumbres tienen poco atractivo a los ciudadanos comunes; como aparecen son olvidadas y sus consecuencias son desconocidas.

De la VII, pocas cosas han quedado en la retina de quienes han seguido el encuentro y, muy pocas se recordarán con el tiempo; tres de éstas son el doble del presidente Maduro (una pésima bufonada del gobierno venezolano); la de Raúl Castro demostrando su simpatía por Obama llamándole honesto y humilde y agradeciéndole el haber sacado a Cuba de la lista negra de países que apoyan el terrorismo internacional y, el respaldo a Venezuela contra el decreto ejecutivo norteamericano.

A más, la cumbre no dejó espacio al remilgue europeo, en ella se impuso la exigencia clara, el derecho a la autodeterminación y, terminar con Guantánamo.

América Latina y el Caribe (ALC) evidenciaron, de nuevo, que el uso abrumador del poder económico, político y militar de la gran potencia no ha ayudado a sembrar la amistad ni la paz mundial, sólo tal vez, rodearse de aliados accidentales.

Obama dijo que no ve a Venezuela como una amenaza a los Estados Unidos, ni éste al gobierno de Venezuela y que no tiene intención de desestabilizar a nadie; sin embargo mantiene el decreto de marzo de este año sobre importantes políticos, ejecutivos o fiscales venezolanos; ha pasado de largo los 10 millones de firmas venezolanas recogidas para tumbar ese decreto y rechazado el espaldarazo dado por Ecuador, Argentina, Bolivia, Nicaragua, Brasil y Cuba.

El presidente norteamericano convirtió en estrella de la cumbre a Raúl Castro y el deshielo entre la isla y EE.UU., pero al mantener la amenaza contra Venezuela obligó al líder comunista cubano a manifestar públicamente el apoyo al dador del petróleo que todavía consume y revende, dejando a Obama en un nuevo atolladero de incongruencias en un siglo donde ALC intentan liderar su propio cambio.

Estados Unidos conoce que  ALC no es un monolito ni económica ni ideológicamente; México, Perú, Colombia, Panamá y Chile (países del pacífico)  no cazan con Venezuela, Ecuador, Bolivia, Cuba, Nicaragua, Antigua y Barbuda, Dominica y San Vicente (ALBA); también que Brasil y México compiten por ser el número 1 en la internacionalización de sus economías.

Bajo este prisma, Estados Unidos, aun haciéndose amigo de Cuba, continúa sin el respaldo de todo su anterior patio, asumiendo y aceptando que en el juego de malabares siempre se pierde alguna pieza, siempre que no sean Brasil o México.

De momento con la visita de Dilma Rousseff en junio a EE.UU., la cordialidad ha entrado por el buen camino; Brasil busca la economía norteamericana para sus productos y, Estados Unidos, enterado de que en 2013 la inversión extranjera directa recibida por ALC alcanzó los 188.101 millones de dólares y que el mayor receptor de esa IED fue Brasil, con 64.046 millones de dólares, seguido de México con 38.286 millones de dólares, no está dispuesto a dejar vía libre a China o Rusia.

Según estas cuentas, los logros de la cumbre son menos colectivos restringiéndose al sempiterno individualismo. Se apunta que en 2014 el comercio bilateral entre Brasil y EE.UU., alcanzó los 72.000 millones de dólares y 100 mil en 2013, con México en 2013 se alcanzaron los 506.609 millones de dólares; una ciencia de números que divide las Américas en detrimento de países menos interesantes como los bolivarianos con la excepción de Venezuela a la que Estados Unidos le estima poco tiempo de vida política disidente.

La insistencia mundial norteamericana sobre la ausencia del respeto de los derechos humanos en Venezuela lejos del éxito esperado en la cumbre, mostró otra de las dobleces de la potencia, facilitando el no tener que hacer memoria para hablar de los mismos en los Estados Unidos, Colombia, Bahréin, México, China o Arabia Saudita; también hizo innecesario entrar en el análisis sobre el cómo se quita o se pone a conveniencia a un país de una lista negra.

Puede parecernos que existe  una divergencia en los intereses económicos y políticos norteamericanos en ALC, y la hay, pero, leyendo en entrelíneas, las declaraciones de Obama sobre el que Venezuela no es una amenaza, ha permitido que el ruido de sables y de la invasión del imperio se aplaquen, una decisión que hace de la potencia un país más permeable a las influencias, menos poderosa y ciertamente más consciente sobre sus amigos americanos. [email protected] Colaboración especial para LatinPress®. http://www.latinpress.es


Desde España. José Antonio Medina: VII Cumbre de las Américas.

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