Revista Expatriados

Desde luego, ésto no es Ibiza...

Por Jalash
Desde luego, ésto no es Ibiza...
Desde luego, ésto no es Ibiza...
Desde luego, ésto no es Ibiza...

En palabras de un “ammanita”, las opciones de ocio que ofrece la ciudad para el fin de semana son tres: los restaurantes, las cafeterías y los centros comerciales. Y no erró. Ammán es una ciudad incómoda. Al estar construida sobre montes, todo son subidas y bajadas, y exceptuando Downtown -un área un poco conservadora que se encuentra como en la base-, el resto de la ciudad se encuentra como desconectada.

El coche es fundamental para moverse por ella, y dar un paseo largo no es que sea un plan muy apetecible. La carretera prima sobre todo, y luego el resto son casas, pero con poca actividad callejera. Tiendas, restaurantes y demás, excepto en zonas muy determinadas, se encuentran diseminados por las diferentes calles, y no hay un barrio o zona donde a uno se le ocurra ir a pasar un par de horas (exagero un poco, pero es que estoy desilusionado).

Y aquí es donde este chaval acertó. O te metes a un restaurante a comer, o a una cafetería. En ambas la gente simula a los dragones en lo que a echar humo por la boca se refiere, mientras ven algún partido de fútbol una pantalla (da igual cuál sea mientras sea fútbol). Una gran parte de los mismos, sobre todo los antiguos en los que hay alcohol, son exclusivos de hombres, pero también se encuentran unos cuantos en los que ambos sexos comparten espacio sin problemas.

La comida es buena y aunque los precios son más caros que Damasco siguen siendo asequibles, pero se echa de menos el ambientillo damasquino, que aunque no sé muy bien que es, doy fe de que existe.

El tercer punto de encuentro son los centros comerciales. Hay unos cuantos por la ciudad, modernos, limpios y equipados con todo lo que a un centro comercial se le supone. Tiendas de ropa, restaurantes de comida rápida -incluyendo McDonals o Burguer King, que la única diferencia que tienen es que no sirven cerdo-, atracciones para los niños y escaleras mecánicas.

Este fin de semana estuvimos en uno de ellos para asistir a la fiesta de cumpleaños de un chaval, y la verdad que el centro no tiene nada que envidiar a un europeo (es más, a mi me pareció bastante más moderno que la mayoría de los que he visto en España). No soy muy amigo de estos sitios, más bien los aborrezco bastante, lo cual no es óbice para que me lleguen a sorprender.

Modernidad y moda se mezclan con conservadurismo y tradición en el mismo espacio. Escaparates con minifaldas y picardías son observados por mujeres cubiertas de los pies a la cabeza, incluyendo a algunas con guantes y gafas y sol, y bares modernísimos en los que la gente degusta una pipa de agua son algunos de los que más me chocaron. Ver el emblema de Burguer King en una tierra en la que el 55% por ciento de la población es palestina me sorprende, y creo que esto no es nada en comparación con los países del Golfo, donde el contraste debe ser aún mayor.

En fin, que Ammán no es precisamente el lugar más animado del mundo –por lo menos a mi gusto-, pero por el momento es lo que hay, así que intentamos aprovecharlo lo mejor que podemos. Por de pronto, el otro día compramos una botella de vino, a ver cuándo le damos un tiento!!


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