Revista Europa

Desempleo y drama generacional en Italia

Por Argentalico

En Italia es ya una tradición el que los hijos permanezcan conviviendo con sus padres, aun cuando hayan superado la mayoría de edad holgadamente y alcanzado una independencia económica.
Los cambios en el tipo de contrato laboral de los últimos años, las modificaciones en el sistema de jubilaciones y pensiones, la crisis, la inestabilidad laboral y otros tantos factores han acentuado esta practica y la familia se ha convertido en un verdadero refugio y sostén para una entera generación de italianos.
En el 2003 el gobierno Berlusconi propuso a los trabajadores en edad de jubilarse, incentivos para continuar trabajando por otros 10 años, con un incremento significativo en sus retribuciones. Esta maniobra a la que adhirieron en muchos, se hizo para salvar el sistema de jubilaciones y pensiones, que dada la enorme masa de personas ancianas que asiste en este país, se encuentra en graves dificultades desde hace décadas.
Los sucesivos cambios en el mundo laboral, la sustitución de los contratos de trabajo a tiempo indeterminado por contratos precarios y la evolución negativa de la situación económica de la península, han hecho posible que los jóvenes de hoy en día, se encuentren sin un sostén suficiente para emprender una vida independiente.
La falta de un contrato a tiempo indeterminado, impide el acceso al crédito. La falta de un trabajo regular a su vez, hacen muy dificultoso el poder hacer frente al pago de alquileres, créditos e hipotecas sobre inmuebles y demás bienes. El sostén por parte del estado para los desocupados, como ya he mencionado en post anteriores, es muy limitado.
En la sociedad italiana actual, no sorprende que los hijos se casen pero sigan viviendo bajo el mismo techo o debido a la crisis y después de haber perdido un empleo y con una familia a cargo, deban retornar al hogar paterno o peor aun que los padres, deban trabajar o destinar parte de su jubilación o pensión para sostener a sus hijos.
La generación de jóvenes actual, no tiene perspectivas para el futuro y aun menos la certeza de llegar algún día a obtener una jubilación o pensión que les permita terminar su existencia con dignidad.


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