Desierto – @caroberlanga93

Me brota la angustia por los pies, el tiempo se me hace arena entre las manos, entre cada intento.

Una tras otra, tras otra, sin respiro y sin ningún espacio entre ellas. Me quedé con las intenciones a medio cocinar, con la idea y con un vacío completamente lleno.

Todo puede pasar, pero se lo dejo al desierto. Mi ciudad se deshace, la tierra es polvo dentro de una locomotora, la calle tiene forma de cementerio y la luz se niega a ver el amanecer. Hay un campo concentrado de gemidos humanos, semillas que ayer fueron cosecha y conservan el secreto de los puentes rotos. El tiempo es un límite que nos debilita, se hace arena y nos pasa el viento entre las piernas.

Dudo que las hojas se filtren entre las palabras que forman el insomnio que nos frecuenta y las ganas que se convierten en alma de un portavoz, lo dudo.

Posiblemente la primavera tenga pensado ignorar nuestras tristezas, ella tampoco sabría qué hacer, nos dará la espalda y nos pedirá disculpas en el invierno.

¿Hacemos el desierto?

Es muy sencillo; siente la soledad como una buena compañía, usa la arena del tiempo y no las lecciones que te da en forma de herida. Cierra los ojos en las noches de insomnio, ignora el tiempo y pásalo con él. Déjate llevar por el viento hasta que la calle se vea más estrecha, y la punta de los recuerdos se vea más cerca. Cierra todas las puertas y no te dejes salir.

Escribe tu ilusión después de superar todo lo anterior, escribe sobre las paredes lo fácil que es cruzarlas. Escribe en la cama, en el sofá y en tu mano, escribe en tu conciencia, en el frio y en el abrigo, en la pesadez y en la tranquilidad.

Escribe lo fácil que es vivir en el desierto.

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