Revista Ciencia

Desinformación e ignorancia rumbo a la distopia

Publicado el 19 noviembre 2020 por Rafael García Del Valle @erraticario

Entre la realidad y lo que los individuos que vivimos en este planeta creemos que es la realidad hay una brecha gigante en la que se pueden proyectar las fantasmagorías que se deseen.

Es sorprendente que son las historias que cuentan los medios de comunicación que tanto vemos diariamente o las personas de nuestro entorno más próximo, o incluso son historias que nos decimos a nosotros mismos para pensar a que la vida tiene el sentido que hemos decidido que tenga.

Por otro lado el mensaje que amarra la persona con la realidad, sin importar lo que esta sea, si es que es algo, es un mundo que se podía considerar de sueños.

Estudio de la falsedad

En el año 2012, un equipo internacional de psicólogos, dirigidos por el tan estudiado psicólogo Stephan Lewandowsky, de la Universidad de Australia Occidental, publicó un estudio sumamente importante sobre los procesos que se hacen cuando ocurren la propagación de información falsa en nuestra sociedad, ya sea de forma voluntaria, es decir con toda la intención  o inadvertida.

Seguidamente según este estudio realizando cuando una información tiene una carga emocional de carácter importante para cierto número de personas, éstas no van a dudar en compartirla con sus cercanos sin ni siquiera pasarla por filtro alguno de pensamiento crítico que evite que se convierta en un rumor, ya sea para bien o para mal.

Es interesante pero  la popularidad de una noticia hoy en día en la actualidad no depende entonces de que su contenido sea 100% verdadero, sino de la respuesta que tenga del público, es decir de la capacidad de un rumor para ocasionar sentimientos de alegría, enfado, indignación, esperanza, refuerzo de creencias, esto hará que la noticia se haga viral.

En otro estudio de una popular universidad ubicada en Australia, el cual fue publicado en 2014, en este se llega más allá y se concluye en el estudio que aun cuando una noticia ha sido desmentida desde su fuente, el rumor sigue regándose por más que haya sido aclarado. La tendencia por lo general es dar por verdadera la mayor parte de la información dicha en cualquier conversación cotidiana. Por lo mismo para desconfiar, es muy necesario un esfuerzo consciente y pensar en la crítica en el mismo momento de recibir una noticia, por lo mismo es recomendable que todo lo que una persona “se sabe” no ha sido sometido a ninguna prueba de sinceridad.

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