Revista Expatriados

Después de la religión, ¿qué? (1)

Por Tiburciosamsa

Sukopa, tu texto me hizo pensar en una vieja idea que he leído tantas veces y con tantos disfraces, que no sé quién fue el primero que la formuló o si se trata de una leyenda urbana.

La Humanidad pasaría por distintas fases y en cada fase un modo de pensamiento sería el más adecuado. Primero fue el pensamiento mágico. Estábamos rodeados de fuerzas que no entendíamos. El mundo era un campo de fuerzas benignas y malvadas con las que había que congraciarse o de las que había que defenderse mediante la magia. Luego vino el pensamiento politeísta. Esas fuerzas se organizaron de alguna manera en unos pocos dioses. El mundo se volvió más comprensible. Ya no había que lidiar el dios de esta montaña y con la diosa de este río. Había un dios de los bosques (no un espíritu en cada árbol) y un dios en el cielo que se hacía cargo de las montañas. El mundo parecía una Administración Pública bien organizada. El monoteísmo fue una avance hacia una visión más global del mundo: no hay varios dioses, sino uno solo. Incluso, si pasamos del Antiguo Testamento, al Nuevo y de allí al Corán, vemos que la misma figura de Dios se va volviendo más abstracta, más transcendente. Al Yahvé del Éxodo nos lo podemos imaginar pillándose un rebote porque la Humanidad no le hace caso y mandándole el Diluvio. El Allah del Corán está por encima de esas cosas.

Con esto de las etapas no quiero decir que el politeísmo fuera más verdadero que el pensamiento mágico y el monoteísmo superior a los otros dos. Cada forma de pensamiento respondía al grado de avance de la Humanidad en ese momento. Cada una de esas formas fue verdadera en su tiempo.

Tal vez ahora estemos pasando a una nueva etapa, la etapa del pensamiento científico, una etapa sin dioses ni transcendencia, pero que nos va descubriendo un universo cada vez más sorprendente y extraño. Circula una frase, atribuida erróneamente a Malraux, que dice: “El siglo XXI será religioso o no será en absoluto.” La frase en sí es una estupidez: el siglo XXI será sí o sí, a menos que nos carguemos el planeta con un pepinazo nuclear. Incluso si no fuese una estupidez, me parece que la frase está equivocada. El auge de los fundamentalismos en el último cuarto del siglo XX no lo veo como una señal del revivir de la religión, sino como el primer paso hacia su ocaso. Veo los fundamentalismos como una reacción de pánico, como la reacción desesperada del que se ve en una fortaleza asediada. Los fundamentalismos son el veranillo de San Martín de la religión previo a su salida del escenario.

Tampoco pienso que el pensamiento científico tenga la última palabra. Si no convertimos al planeta en viruta nuclear antes, llegará el día en el que el pensamiento científico también se nos quede corto y necesitemos otro paradigma.


Volver a la Portada de Logo Paperblog