Revista Opinión

Después del final

Publicado el 20 noviembre 2013 por Miguelmerino

Ustedes dirán ahora, por supuesto, que yo soñaba; pero no es así. Lo que vi, lo que oí, lo que sentí, lo que pensé, nada tenía de la inequívoca idiosincrasia del sueño.

Un cuento de las montañas escabrosas, Edgar Allan Poe

No he sentido el golpe. Oigo decir que he volado como diez metros y luego he caído a plomo contra el asfalto. Enseguida se arremolina un nutrido grupo de curiosos a mi alrededor, hasta que alguien, con voz autoritaria, ordena que se aparten de mí y me dejen espacio para respirar. Otra persona, o quizás la misma, llama al 012 y una ambulancia se presenta casi de inmediato. Un enfermero me ha cogido una vía y con otro compañero procede a inmovilizarme mediante un collarín y unas férulas de inmovilización. Debo parecer un robot metálico.

Despierto en el hospital, si a eso se le puede llamar despertar. Oigo a los médicos hablar; a mi familia llorar y lamentarse; a las visitas susurrar cosas que no entiendo, pero supongo que son palabras de ánimo y consuelo para mi mujer, para mis hijos. Parece ser que estoy virtualmente muerto, aunque aun respiro muy quedamente y existe una leve actividad en mi cerebro; actividad que poco a poco irá desapareciendo y en cuanto a la respiración, no tardará en producirse un fallo general en mi sistema respiratorio. Eso es lo que he oído a los médicos, que hablan con mi mujer como si yo no estuviera delante. Supongo que están convencidos de que no puedo oírles. Se me acaba de ocurrir una idea brillante. Resulta que hace tiempo, previendo que en algún momento pudiera tener un accidente que me dejara incapacitado para escribir, ideé un programa, el brain editor lo bauticé, para conectar mi cerebro al editor de wordpress y poder dictar mentalmente las entradas que se me ocurrieran, sin necesidad de que nadie realizará esa labor por mí; siempre he sido muy celoso de lo que escribo y además podría ser que tampoco pudiera hablar. Mira por dónde, ahora y a través del programa, que tengo instalado en mi móvil, puedo activar el editor de wordpress y enviarle mi última entrada que, con un poco de suerte, incluirá lo que nos espera del otro lado de la vida. Parece ser que después de muerto definitivamente, el cerebro aun seguirá funcionando durante algunos segundos, los suficientes para enviar al programa mis primeras experiencias post mortem. Así que aquí me tienen, preparado, con la entrada programada para las 00:01 de mañana 19 de noviembre de 2013 (no parece que vaya a llegar vivo a esa hora) y atento a cualquier cosa que pueda ocurrir digna de ser narr…

¡Joder! Con razón nadie vuelve para contarlo.


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