Revista Opinión

Desubicación (reedición)

Publicado el 16 octubre 2013 por Miguelmerino

Todos se quedaron con cara de asombro. No podían creerlo. El Luis le había devuelto la bofetada a la Paqui dejando en su mejilla, blanca y fina, una marca rojiza. La primera sorprendida, lógicamente, fue la Paqui. No esperaba en absoluto la reacción. De ahí que le hubiera cogido la cara de lleno.

- ¡Cobarde! – Le imprecó. – A una mujer no se le pega. – Continuó medio lloriqueando

Ahora le tocó el turno al Luis de sorprenderse.

- Tú no eres una mujer. – Argumentó, no exento de lógica. La Paqui tenía trece años y él apenas había cumplido los once.

- Tío, a una chica no se le pega. Eso es de cobardes. – Corroboró muy serio su amigo el Roberto.

- ¡Pero chacho, si es la Paqui! – Decía el Luis cada vez más sorprendido por la actitud de la pandilla y por los lloriqueos de la Paqui.

El Luis no dejaba de dar vueltas a su cabeza. Sus amigos se habían pasado la vida burlándose de él porque la Paqui le vapuleaba a modo, constantemente. En vano intentaba justificarse argumentando que la Paqui era mayor que él, más grande y más fuerte. De hecho le sacaba una cabeza y casi treinta kilos. Pero los amigos no hacían caso a este argumento, y le decían que cómo podía dejarse pegar por una niña, que era un cobarde y una vergüenza para los de su sexo. Y ahora, que le había plantado cara y devuelto la bofetada que previamente ella le había dado; ahora, que tenía a la Paqui allí llorando delante de él; ahora resultaba que volvía a ser un cobarde; que los hombres no actuaban así ante las mujeres; que volvía a ser una vergüenza para los de su sexo. Definitivamente Luis no terminaba de encontrar su lugar en el mundo.

¡Qué digo el mundo!  ¡Ni siquiera en su pandilla!


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