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¿Determina la hora de tu despertador tu productividad?

Publicado el 22 diciembre 2010 por Valedeoro @valedeoro

Niño con un reloj en la manoEn la entrevista de Omar lo he mencionado: mi hora de levantarme está estrechamente relacionada con la salida del sol. En verano no tengo ningún problema para levantarme a las 5h para empezar el día. O mejor dicho: se me hace difícil permanecer en la cama más tarde que eso. Pero en invierno el panorama cambia. El despertador suena a las 8h. Snooze. 8:10. Snooze. 8:20. Y a las 8:30 consigo levantarme para encender el hervidor de agua que es la base de mi té matinal. Me doy el lujo de despertarme con un té y mis cereales hasta que a las 9:00 me cambio a mi ordenador y empiezo mi jornada.

Y con esto he violado la primera regla de la productividad: levantarme antes de que salga el sol. Pero la oscuridad del cuarto, el calorcito de la cama, el sonido del perrito roncando suavemente al lado de la puerta, es mi hora favorita del día. Y me encanta estirarla un poquito para llevar esta sensación de paz al nuevo día, porque es imposible recuperarla más tarde. O sea, no es la oscuridad en sí, sino la sensación de estar en medio de la noche que me encanta. Sea dicho que no tengo ningún inconveniente en estar activa una vez que se haya puesto el sol (menos mal, si no en invierno no conseguiría terminar nada).

Tengo muy claro cuales son mis horarios más productivos. Independiente de la hora a la que me levanto, tengo dos bloques híper-productivos, y uno de productividad medio-alta durante el día. Mi mejor horario es de las 9-11 aproximadamente. En estas dos horas el tiempo se para y consigo hacer milagros. Por la tarde, de 3 a 5 estoy medianamente productiva, y por la noche de 6 a 8 hay otro pique de actividad. Es interesante notar que estos horarios no varían mucho entre invierno y verano. O sea, aunque en verano me levante a las 5h, mi ápice de productividad sigue siendo sobre las 9h.

Cuando me levanto más temprano, me siento más cansada, porque me siento robada de mi deleite personal de escuchar la ciudad respirar desde la cama. Y cuando estoy de mal humor, me da más estrés todavía porque me enfado conmigo misma por estar de mal humor (cosas de la vida). En el peor de los casos así arruino mi tercer pique de productividad por la noche. Lo intenté un tiempo, pero me di cuenta que no vale la pena luchar contra mi reloj interior. Yo, el marido, y el perro estamos más felices cuando con la oscuridad y el frío del invierno retrasan mi hora de levantar a las 8h20 (con dos veces snooze).

¿La moraleja de la historia? Si no consigues levantarte a las 5h de la mañana, no significa que eres un inútil improductivo. Es más importante que aprendas a entender tu propio metabolismo. ¿Cuándo te sientes más energético? ¿En qué horarios (y en qué circunstancias) entras en el estado zen de alta productividad? Escucha tu cuerpo y deja de luchar contra ti mismo. Hay tantos trucos para una mayor productividad que no hace falta aferrarte solamente a la hora en que te levantas. Una buena planificación de tus metas te llevará más lejos.


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Foto: Jan Hoffman / flickr


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