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Deulofeu era el tapado

Publicado el 29 marzo 2017 por Trescuatrotres @tres4tres

La Selección Española venció anoche en el Estadio de Saint Denis, a las afueras de París, a la subcampeona de Europa, Francia, en partido amistoso en el que rendimos visita a nuestros vecinos del Norte. Con un 0-2 solvente y serio, la España de Lopetegui se doctora en el Stade de France.

Reconozco que fui de los que dudaba de Lopetegui cuando fue nombrado seleccionador, dudaba de sus capacidades y de su experiencia, pero a base de resultados y buen juego hay que felicitar a quien le eligió. España ha recuperado el fútbol alegre, valiente, con combinaciones que buscan un objetivo, vertical pero sin prisas, tratando bien el balón pero sin amasarlo en exceso. Y con un detalle que, personalmente, me parece definitorio de un equipo grande y ambicioso: con una presión notable en campo contrario. Robar el balón en el principio de la fase de creación del rival es la forma más fácil de montar una oportunidad. Nuestra Selección funciona de nuevo.

No seré yo de los que me apunte a destrozar el legado de Del Bosque. Nunca me convenció como entrenador en la forma de plantear los partidos, en lo táctico, pero era un maestro a la hora de llevar el grupo, y no por nada nos hizo campeones del Mundo. Lo cierto es que el final de la era Del Bosque y el inicio de la época de Lopetegui demuestra que España necesitaba un cambio, que no quiere decir que lo anterior fuera malo, pero se había producido un estancamiento irrecuperable. Se han renovado las ilusiones, los métodos y la mentalidad de los jugadores, y eso repercute positivamente en el resultado.

Volviendo al partido de ayer, España volvió a dominar el centro del campo como en sus buenos tiempos. A pesar de que Francia presentaba una línea media con bastante empaque, con Kanté, Rabiot y Tolisso, los españoles, con Busquets, Koke e Iniesta, más el apoyo de Isco y Pedro más sueltos para llegar al área, lograron recuperar y jugar con criterio y brío. Una delicia.

Aunque eso no quiere decir que Francia no encontrara salidas. Al contraataque, con Griezmann como mediapunta lanzador y el recientemente-descubierto-y-ya-superestrella Mbappe buscando la llegada al área y Gameiro como referencia y apoyo de los llegadores. Aprovechando la velocidad de estos atacantes crearon ciertos problemas a la zaga española. Mbappe demostró saber atacar bien los espacios y tener habilidad y potencia para encarar, además, tuvo la primera oportunidad del partido, anticipando a su defensor, aunque De Gea la desbarató correctamente. La segunda llegó de la cabeza de Koscielny, pero Piqué, atento, pudo despejar un balón que ya se colaba. Iniesta tuvo las mejores llegadas para España en el primer tiempo.

Deulofeu era el tapado

Pero lo más interesante llegó en la segunda mitad. Al poco de arrancar la reanudación, Kurzawa recibió en el segundo palo un centro de Jallet (buena aportación la de los dos laterales franceses durante todo el partido) en fuera de juego y lo devolvió al centro del área donde Griezmann, también en fuera de juego, remató al fondo de las mallas. Dos fueras de juego en la misma jugada, relativamente claros de ver, que el colegiado no se tragó gracias al (otrora denostado) VAR. Es cierto que tuvimos un minutillo de dudas sobre si el gol era o no válido, que resulta algo patético ver a un estadio y a un equipo celebrar un gol (bailecito de Griezmann incluido) para que luego quede en nada, pero todo eso es mejor que dar validez a un gol ilegal.

Al contrario de lo que comentaba sobre Lopetegui, aquí no tengo que desdecirme. Soy entusiasta del videoarbitraje desde antes de que la FIFA empezara a hablar de implantarlo. Me parece la mejor solución, aunque aun necesite ajustes que se irán haciendo con el tiempo y la experiencia de uso. No obstante, este es un campo abonado para que cada quien lo vea según sus intereses, oiremos y leeremos opiniones a favor y en contra según a quien beneficie o perjudique. Ayer favoreció a España, hoy vemos elogios al VAR en toda la prensa patria.

Como es normal en estos amistosos, en el segundo tiempo hubo carrusel de cambios, aunque con más sentido y mejor dosificación que en otras épocas. No encontrarán aquí un análisis de la diferencia de los minutos jugados por los internacionales de cada club, no me encontrarán avivando polémicas sobre si da mayor descanso a los del Real Madrid, el Barça, el Sevilla o el Escalerillas, esto es algo que debería desterrarse porque son discusiones estériles, nadie va a perder una Liga porque un jugador suyo dispute 15 minutos más que el de un rival, y lo único que puede generar es suspicacia, mal ambiente en el entorno de la Selección y enfados por parte del seleccionador.

Sirvieron los cambios para ver que la idea de equipo está por encima de los nombres, para que quedara demostrado que el bloque funciona, que la línea entre algunos titulares y sus suplentes es difusa, y para encontrar nuevos jugadores que son capaces de aportar y que demuestran que la lista está correctamente elaborada. Entraron desde el banquillo Thiago Alcántara y Silva para sustituir a Iniesta e Isco, magia por magia, si bien los primeros están llamados a formar parte de la columna vertebral de España por desempeño y punto de maduración.

Después Deulofeu, que merecerá capítulo aparte en este artículo, sustituyó a un más voluntarioso que acertado Pedro en su vuelta a un grupo al que tal vez pensaba que no volvería más. Para asegurar el medio del campo en el último cuarto de hora, Ánder Herrera, que debe ir aportando cada vez más a este equipo, salió por Koke. Ya en la recta final del partido, Nacho entró por Alba y Aspas por un tristón Morata.

Con Deulofeu tengo que volver a pedir perdón, me pareció que se coló de rondón en esta convocatoria y acabó siendo el jugador decisivo del partido. Tras un debut casi testimonial en 2014, volvía prácticamente a redebutar. En el primer balón que tocó, estuvo más hábil que Koscielny, que le arrolló como un carretón. Penalti que anotó Silva, lanzador fijo en España, y los nuestros por delante en Saint Denis.

Deulofeu era el tapado

Poco después, protagonismo a medias entre Deulofeu y el VAR para el segundo gol de España. Buen centro desde banda izquierda de Jordi Alba entre el portero y la línea defensiva gala que caza el gerundense en el segundo palo para anotar su primer gol con la absoluta. Eso sí, VAR mediante. Si la nueva técnica de la FIFA quedó muy bien, del trío arbitral presente sobre el césped no se puede decir lo mismo. Igual que validó el gol francés, en claro fuera de juego, decretó posición ilegal de Deulofeu en el segundo gol de España cuando se encontraba correctamente situado. Gracias al VAR que arregló el entuerto, el gol fue celebrado a partes iguales por los jugadores españoles y por el exárbitro suizo Massimo Busacca, jefe del departamento de arbitraje de FIFA y cabeza visible en el organismo internacional en la defensa del VAR.

En conclusion, en el que se presentaba como el día de Mbappé, brilló el inesperado Deulofeu, en cierto modo me recordó a la final de la última Eurocopa, que parecía el partido de Cristiano Ronaldo y acabó cayendo lesionado nada más empezar para ceder protagonismo a Éder.

Porque es así de peligroso reducir el fútbol a nombres atractivos y novedosos que consiguen portadas rápidamente. En la línea de lo publicado por Rubén Uría en su blog de Eurosport, la inflación cansina de la figura del joven delantero del Mónaco en estos días ha estado cerca de la nausea. Se ha llegado a decir (y a preguntárselo en rueda de prensa al protagonista) algo tan absurdo como que Florentino Pérez le había pedido a Sergio Ramos que le informará sobre Mbappé antes de decidir sobre su fichaje. Como si el Real Madrid no tuviera ojeadores o como si el gasto enorme que podría suponer su fichaje fuera a depender de la opinión de un jugador tras un partido concreto. El chico tiene apenas 18 años y ya estamos hablando de que puede costar más de 100 millones de Euros, que su ídolo infantil era Zidane (que se retiró cuando él tenía ¡siete años!), que se hizo una foto con Cristiano hace cuatro años en Valdebebas... En fin, una imagen de madridista de toda la vida que destrozó ayer al pedirle la camiseta a Piqué en el descanso. Vivir para ver. Una promesa de muy buen jugador que debería ir un poco más despacio para no estrellarse.

Para España, todo son buenas noticias, el equipo funciona, aunque habrá que esperar a que llegué el Mundial en verano del año que viene. A ver si se puede mantener esta sensación de optimismo hasta entonces. Mientras, De Gea se asienta en la puerta cerrando pretéritas polémicas. Los laterales cabalgan. Piqué y Ramos han encontrado el equilibrio entre su rivalidad y la amistad para ser una pareja de centrales cada vez más unida. Por delante, Busquets vuelve a ser el de siempre, y con Koke a su lado se sienten ambos más cómodos y apoyados en el trabajo defensivo.

Thiago se está haciendo con el mando de la creación de juego del equipo, está en su punto perfecto de madurez y presenta un nivel altísimo. Iniesta ya no está para muchos minutos, pero sus destellos de calidad siguen siendo inigualables. Para cubrir esos ratos que Iniesta ya no puede dar, va rompiendo el cascarón Isco, que debe ir ganándole minutos al manchego poco a poco. Silva sigue siendo clase pura, nadie como él para conectar el centro del campo con la delantera, porque además aporta gol. Lopetegui aúna mediapuntas y extremos para dar variedad al juego de España, y aunque ahí ha destacado Vitolo en partidos anteriores, ayer se demostró que Pedro o Deulofeu pueden ser buenas soluciones. En punta vimos ayer a un Morata que, tal vez, pareció el único fuera de cacho de la Selección ayer. Parece que tiene el puesto perdido con un Diego Costa bien acoplado en esta nueva era y no le beneficia su situación de suplente en el Real Madrid.

Todo encaja, la situación pinta bien y España vence y convence. Lopetegui sigue reforzando su imagen y eso nos hace soñar con volver a reverdecer laureles.

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