Revista Salud y Bienestar

Di no al cinismo

Por Nelcyheidinger

DI NO AL CINISMODI NO AL CINISMO

El cinismo es una actitud, una posición ante la vida que se extiende peligrosamente en los tiempos de crisis; la crítica sin propuesta, el escepticismo, el descrédito y la inacción frente a cualquier iniciativa, en definitiva frente a cualquier cosa.

El cinismo, por definición, se contrapone a la creatividad, a la fuerza de creer en algo y tener arrestos para emprenderlo, para salir al mundo y tener el valor de vivir.

Y es que están los tiempos como para pedir asilo político en Mordor, la verdad (hoy estoy dramática, está visto) y nos tienta la desesperación, la comodidad de la inercia, de la rendición.

El cinismo, en definitiva, es una pequeña muerte. Muchas veces viene del desencanto más cruel, de la fatiga o del trauma que causa el sufrimiento.

Como la rabia, que nos sirve muchas veces para reaccionar ante la desesperación, el miedo, la culpa….el cinismo nos activa, nos ayuda, nos permite vivir.

Pero desde y en el vacío, desde una confortable negación de la vida que nos va a evitar vivirla; una eterna defensa que va a perpetuarse, nutrida por el miedo, del dolor que supone afrontarlo, del dolor de una pérdida, del duelo de una ilusión…de las mismas razones que la crearon.

Nos protegemos de nuestras heridas como podemos, pero ésta es la más peligrosa de las maneras. Las viejas damas sabias, duras y descreídas a lo Lauren Bacall no abundan.

Es más corriente el biotipo de la arpía amargada y maliciosa, con su acre y patética negación de todo. Vacía.

Eso es lo peor que nos puede pasar. Y puede ocurrir sin que nos demos cuenta en absoluto, con sólo prolongar nuestra autocondena lo suficiente.

Lo que vamos a hacer es luchar por traer nuestra vida de vuelta. Nada que hayamos hecho o dejado de hacer o nos haya ocurrido, ninguna herida o pérdida merece esta pena autoimpuesta.

Vamos a recuperar nuestra esencia vital, las ganas de vivir, vamos a salir del vacío que estamos viviendo.

Vamos a ser responsables, vamos a meditar, vamos a reflexionar honestamente sobre el origen de nuestro dolor, de nuestra herida, de nuestro miedo.

¿De qué tengo miedo? ¿Qué dolor no puedo soportar? ¿Odio la vida, la idea del amor, a mi misma porque aquel chico me dejó tras años de noviazgo?, porque me traicionó mi mejor amiga también y ya no puedo confiar en nadie?, ¿ ya no merece la pena nada y es mejor estar terriblemente sola para el resto de mi vida?

¿O es que me amarga no creerme o estar segura de no ser lo guapa, lista y maravillosa que debería ser? ¿No soporto que no me adoren?

Normalmente este es el fondo de una actitud así.

Puedes afrontarlo. Relájate, deja que la emoción llegue a ti y te invada. Reconócete en ella. Acéptala. Exprésala. Rendirse a la amargura no es una opción, afronta y libérate, vuelve a ser feliz, permítetelo.

“Como todos los soñadores, confundí el desencanto con la verdad” decía Sartre.

La vida no es perfecta, más bien no, suele ser dura y te dará infinitas razones para rendirte y dejarla escapar. 

Los soñadores de verdad, se convierten en luchadores cuando reconocen la verdad. Descubren que un sueño sin lucha suele ser un espejismo y que la vida no es posible vivirla desde la barrera, asépticamente, sin mácula, como en una teleserie.

Entonces no sería vivir, sería otra cosa, no sería real.

En el fondo de nuestro corazón anhelamos vivir, apasionarnos y sentir a flor de piel que somos la mujer que somos y no otra.

Por la Dra Michelle Nielsen


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