Indiscutiblemente nos gustan los resultados rápidos. Todo está armado para que así sea y dentro de las actuales trampas de la "idea de la felicidad" está eso de que todo tiene que llegar inmediatamente solo por desearlo, lo cual en sí no tiene nada ni de bueno ni de malo, hasta tanto no se te vuelva una compulsión.
Vives bajo la creencia de que "todo tiene que ser de determinada manera", de "tu manera". Se me ocurre que este empieza a ser el problema: Esa fijación creciente con la idea de que todo tiene que darse de la forma como lo pensamos o lo planeamos, sumado a una comprensión errada de la capacidad creadora que tenemos sobre la propia realidad. Adicionalmente, se ha extendido la idea de que nos "merecemos" todo, pero bueno, no será ni aquí no hoy donde discutiremos esa idea del merecimiento.
Creo que por estarle dando vueltas en la cabeza a tantas cosas hemos dejado de vivir muchas experiencias y ahora, cuando creemos que las podemos vivir, resulta que las circunstancias cambiaron y ya no se puede. Te lo he repetido antes: el que no quiso cuando pudo, no podrá cuando quiera, por eso es mejor no posponer nada.
Finalmente, creo que otro problema con nuestra idea del tiempo es que pensamos mucho, somos muy cabezones, le ponemos mucha razón a todo... y eso sirve hasta cierto punto, pero también nos desconecta de lo esencial de cada experiencia.
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