Día Europeo del Enoturismo en Mas Blanch i Jové (Costers del Segre)

Entrada a la bodega

Desde que los conocimos en la Mostra del Vi i Cava de este año en Barcelona, teníamos ganas de ir a ver su bodega. Joan y Sara tienen una pasión contagiosa, te hacen sentir en seguida como si los conocieras de toda la vida, como si te consideraran parte de su familia. Y decidimos ir, coincidiendo con el Día Europeo del Enoturismo, jornada que celebraron abriendo sus puertas e invitando a todo el que quiso pasarse a comer sardinas a la brasa y probar sus vinos, directamente del porrón.

Joan y Sara son de Agramunt, tierra de almendros y turrones, pero les gustaba venir a pasear por esas tierras de Les Garrigues, de La Pobla de Cérvoles, apenas 200 habitantes, y la omnipresente sensación de que, aquí, el tiempo tiene otro ritmo, la vida se disfruta a cada momento. Se enamoraron tanto, que decidieron, hace apenas 6 años, comprar unas tierras y montar aquí su proyecto de juntar sus dos pasiones, el arte y el vino. Sin vinculación previa con la viña (tienen una empresa de hierros y forjados), pero con orígenes familiares de campo, su pasión suple su falta de experiencia, su cercanía con la tierra les hace entender sus necesidades, conocen la forma de tratarla. Llevan ya 4 años sin usar productos químicos en sus procesos, en busca del certificado ecológico para sus vinos.

Mural Homenaje al Mundo del Vino, de Josep Guinovart

Reflejo permanente de su pasión por el arte es La viña de los artistas, visita obligada, donde se sigue un recorrido que recoge diferentes obras de arte. Mención especial al enorme mural obra de Josep Guinovart, artista catalán de una sensibilidad especial, muy vinculado a la naturaleza y la tierra, que se enamoró de el proyecto y quiso dejar su huella en él en forma de homenaje al mundo del vino.

Los suelos de sus viñas son argiloso-calcáreos, pobres en materias orgánicas, con producciones limitadas (3.500 kg por hectárea), pero buena concentración de azúcares y polifenoles.

Sus 11 hectáreas de viña están situadas a 700 metros sobre el nivel del mar, en una zona limítrofe con la DO Montsant y la DO Priorat, y con influencias mediterráneas. Las viñas soportan una gran diferencia térmica entre el día y la noche, incluso en verano, sometidas a la fuerza de los vientos que alejan la botritis y hacen que la vendimia sea tardía.

Aquí, con la inestimable ayuda de Toni Coca (uno de los Coca i Fitó), producen sus vinos, con variedades autóctonas (Garnacha Blanca, Garnacha Tinta, Macabeu, Tempranillo) y foráneas (Cabernet Sauvignon y Merlot), todos con el nombre Saó, palabra catalana vinculada a la tierra, que significa madurez, perfección, grado óptimo de humedad. El que nos enamoró en la Mostra de Barcelona fue su Saó Rosat 2012, muy diferente a lo que se puede estar acostumbrado. Elaborado con Syrah y Garnacha Negra, es una explosión de fruta roja en la nariz y la boca, un ligero toque floral, un vino sedoso y elegante, que cautiva e invita a seguir bebiendo.

Saó Expressiu Magnum

El otro vino que nos llamó la atención: su Saó Expressiu 2007, el top de la bodega, el alto de gama. Cada añada, elaboran 300 magnums en una edición especial, dedicada a un artista, que elabora la etiqueta a su gusto (de nuevo juntas sus dos pasiones, el arte y el vino).  La de esta es obra de Esteve Casanoves, cada etiqueta es diferente de las demás, una auténtica pieza de coleccionista (¿de arte? ¿de vino?…cualquiera de los dos !!).

Cuando las cosas se hacen con cariño, con dedicación, con pasión e inteligencia, el resultado no puede ser malo. Este es el caso de Joan y Sara, del Celler Mas Blanch i Jové, vuestros vinos llegarán donde se merecen.

Gracias por hacernos sentir cómodos, parte de vuestra casa, por el trato recibido, por lo contentas que salieron nuestras hijas de la visita, encantadas con los juegos de Joan y las palabras de Sara. Habéis entrado en nuestro Olimpo particular de elaboradores favoritos, de sitios donde volver periódicamente a recuperar la paz y la tranquilidad que no disfrutamos en la ciudad.