Como amante del senderismo, cada fin de semana que puedo, disfruto de la naturaleza sin más preocupación que la de asegurarme de estar bien rodeado de ella (seguramente igual que haces tú). En esos momentos no pienso en las graves consecuencias que tienen los desastres naturales, y si lo hago es porque tengo muy presente en ese momento las imágenes del último telediario.
Terremoto en Nepal, 2015. Fotografía agencia EFE.
Lo cierto es que esa naturaleza que los apasionados de los deportes de aventura amamos, tiene también su cara amarga, la del dolor y daño que se produce cuando deja de ser amable.
En estos momento, conforme escribo este post, tengo muy vivas en mi memoria las imágenes del terremoto que sacudió el centro de Italia (que pasado mes y medio y ya dejó de ser noticia) y las devastadoras consecuencias del paso del huracán Matthew por Haití.
Hace 27 años que la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 13 de octubre como fecha para celebrar el Día Internacional para la Reducción de los Desastres (DIRD), con el objetivo de promover a nivel mundial una cultura para la reducción de los desastres y sus consecuencias. Una cultura de prevención, preparación y mitigación, que desde aquella lejana asamblea y año tras año, ha convertido la celebración de este día en una actividad mundial de gran importancia a nivel de sensibilización.
La edición de este año está marcada por el lanzamiento de la nueva campaña Sendai siete por la UNISDR y que se centra el los siete objetivos del Marco de Sendai, el primero de los cuales es reducir la mortalidad en los desastres, y de ahí que su eslogan sea: Vive para contarlo.
La campaña de 2016 busca crear un nuevo grado de sensibilización en torno a las acciones a emprender para reducir la mortalidad en todo el mundo.
Sendai siete representa una oportunidad para que todos los actores, incluidos los gobiernos nacionales y locales, los grupos comunitarios, las organizaciones de la sociedad civil, el sector privado, las organizaciones internacionales y la familia de la ONU promuevan las mejores prácticas existentes en el ámbito internacional, regional y nacional y en los diversos sectores, con el fin de reducir el riesgo de desastres y las pérdidas que éstos ocasionan.
A nivel mundial, las mujeres y los niños tienen hasta 14 veces más probabilidades que los hombres de morir en un desastre y aproximadamente el 60% de las muertes maternas son prevenibles y evitables. Otros grupos afectados de manera desproporcionada incluyen a las personas que viven con discapacidad, las personas mayores y las personas indígenas.
Aunque te suene lejano y sientas la falsa seguridad de que tú vives ajeno o ajena a esto y que la naturaleza a ti te dará un trato privilegiado cuando llegue el momento, siento decirte que no estás en lo cierto. Las inundaciones de Valencia en 1957, la pantanada de Tous en octubre de 1987, la inundación del camping de Biescas por el desbordamiento del río Gallego en agosto de 1996, son sólo tres muestras que deberías tener siempre presentes.
El catedrático de Urbanística y Ordenación del Territorio de la Universiad Politécnica de Madrid, José Fariña Tojo, publicó en belt.es (Portal de los Profesionales de Seguridad y Emergencias) el artículo Riesgos naturales y planteamiento, y que un día tan señalado como hoy te invito a leer.
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