Revista En Femenino

#dia14: sobre los conflictos en casa #16dias

Publicado el 08 diciembre 2013 por Joaquimmontaner

Cuando los hijos se niegan a participar en el trabajo familiar es frecuente que los progenitores experimenten sentimientos de enfado, de frustración, poco reconocimiento; este tipo de sensaciones y sentimientos contribuyen en la generación de situaciones conflictivas.

Se ha podido observar en muchas familias que la ausencia de corresponsabilidad familiar es uno de los temas que más conflictos familiares genera. Manejar un conflicto es saber superarlo y llegar a una solución satisfactoria para todos los miembros de la familia.

Sin embargo para manejar un conflicto y solucionarlo es fundamental sobre identificarlo, saber que existe: hay que tomar conciencia del conflicto y aceptarlo. Muchas veces lo podemos intuir, podemos notar que existe una situación conflictiva, que necesita algún tipo de respuesta, pero es mayor el peso de las dificultades para poder comprenderla, para poder analizarla, y sucede también, que las personas se niegan a ver las situaciones conflictivas. Si no se acepta que hay algo que modificar, difícilmente se emplearán estrategias de cualquier tipo para poder solucionarlo.

La mayor parte de los nosotros entendemos el conflicto como una crisis, una especie de indicador de que algo no funciona correctamente en nuestra manera de actuar, de pensar o de vivir. Sin embargo muchas ocasiones preferimos callar y aguantar antes que afrontar el conflicto. Preferimos hacer las cosas que corresponden a nuestro hijo o pareja sin decir nada; por ejemplo para evitar que nos contesten de mala manera y tenerle que decir algo, o para no seguir discutiendo y evitar la dinámica de reproches y contestaciones que sabemos que terminará mal la discusión. Sin embargo si hacemos frente al situación, incluso llegando conflicto, podemos encontrarnos serie de aspectos positivos que nos aportarán algunos beneficios añadidos con la resolución del conflicto.

Los conflictos no tienen por qué ser perjudiciales; son una realidad de las relaciones interpersonales, familiares o de cualquier otra índole. Es la manera en la que afrontamos los conflictos lo que acerca o aleja a las personas, lo que le ayuda a madurar o desgastar las relaciones.

Los conflictos se puede entender como una buena oportunidad para aprender a resolver el problema en equipo, buscando y escogiendo entre todos una solución adecuada. También sirven para poder evaluar nuestra actuación objetivamente, revisar nuestra actitud y creencias. Enfrentarse un conflicto puede proporcionarnos la oportunidad de aumentar nuestro propio conocimiento y comprender mejor la otra persona.

Reacciones comunes de los Padres ante los conflictos con los hijos e hijas.

Los conflictos pueden provenir de personas más o menos significativas, darse de una manera espontánea o intencional y, también, pueden ocurrir con mayor o menor frecuencia. Dependiendo de la relevancia de la situación y de cómo se creen, se puede señalar tres tipos de respuestas frecuentes.

Primera: descargar la irritación y malestar hacia el exterior

  • Confrontación indirecta: consiste en comunicar algo vagamente sin dirigirse alguien en concreto. Por ejemplo “en esta casa nadie recoge nada, pero todo el mundo espera encontrar todo bien”.
  • Órdenes: se intenta que la otra persona cumpla al pie de la letra lo que uno ha dicho.
  • Culpar: cargamos sobre la persona la responsabilidad total de la situación molesta.
  • Hacer de menos o despreciar: intentar que el otro se sienta mal criticando un comportamiento que consideramos inaceptable.
  • Soltar un discurso: las instrucciones son demasiado largas y resultan farragosas, aunque precisas.
  • Reñir: cuando nos molesta por irrita al comportamiento de los hijos o de las hijas les solemos decir todo lo que nos desagrada segundos va ocurriendo.
  • Insultar o menospreciar: perdemos un control y gritamos insultarnos, con desprecio y faltando al respeto. En los casos extremos, cuando mi hijo y jamás ha disgustado y queremos disputarle del mismo modo y que se sienta mal hacemos comentarios sarcásticos y despectivos hacia él o ella.

Este tipo de respuesta agresiva a los conflictos generalmente provoca reacciones estándares los hijos y las hijas. Son reacciones negativas con distintos niveles de agresividad, lo que a su vez genera otra fuente de conflictos. Veamos algunos de las expresiones y sus consecuencias:

  1. Confrontación indirecta: las reacciones de los hijos y las hijas son: saben qué es lo que molesta sus Padres y a sus Madres, pero normalmente no cambian de conducta porque se aprovechan de que no están seguros de a quién se dirige la vez agresividad.
  2. Órdenes: reacciones: suele ofenderle es la actitud todo autoritaria y a menudo reaccionan ocultando su propia agresividad.
  3. Culpar: reacciones: se sienten heridos y ofendidos, y normalmente se ponen a la defensiva con rapidez.
  4. Hacer de menos: reacciones: se sienten atónitos, confusos e insignificantes, sintiéndose heridos en su propio autoestima.
  5. Soltar un discurso: reacciones: generalmente terminan y ignorando lo que se les dice porque suele ser duro, autoritario e inflexible.
  6. Reñir: Reacciones: sienten que se les trata con falta de respeto y de comprensión; no corrigen su comportamiento.
  7. Insultar y menospreciar: reacciones: muestran enfado por los insultos y la humillación que supone el trato recibido. Reaccionan con extrema agresividad o distanciamiento. 

Segunda: esconder y ocultar los sentimientos de malestar aparentando que no ocurre nada.

Muchas personas rechazan los conflictos con los hijos porque consideran que siempre se debe tener buena cara, que es malo descargar la propia cólera y que no tiene sentido enfadarse ni dejar que algo tan pequeño les afecte. Son progenitores que demuestran pasivamente su agresividad. No resulta cómodo decir a las personas que queremos cuánto nos molesta su comportamiento. En General, se tiende a pensar que a nadie le importa cómo nos sentimos y se considera que si mostramos nuestros sentimientos siempre sabrán cómo atacarnos.

Cuando un progenitor esconde y oculta la agresividad puede deberse a que piense cosas como las siguientes: querer evitar una discusión, sentirse en inferioridad de condiciones en una confrontación; creer que se tiene el deber de agradar a los demás; considerar que es malo enfadarse; dudar de que los demás entenderán lo que en ese momento se siente; etc.

Suelen desestimar sus posibilidades de afrontar las situaciones conflictivas y creen que no merece la pena mantener su postura, ya que fracasaran de cualquier manera.

Las manifestaciones más comunes de esta agresividad encubierta son:

  • Mutismo inquebrantable: consiste en no afrontar ni directa ni indirectamente los conflictos no se habla de ellos. Los se hace nada al respecto. Reacciones: se evita los conflictos. Desconocen lo que les molesta a sus progenitores. No responden.
  • Explotarla por una pequeñez: después de reaccionar reiteradamente ocultando o escondiendo los sentimientos ante los conflictos, hay padres que reaccionan agresiva y exageradamente ante una nimiedad. Reacciones: no afrontar los conflictos cuando surgen. Cuando los Padres o Madres explotan, se quedan perplejos y desconocen el verdadero conflicto. Se generan nuevos conflictos.
  • Expresar lo contrario de lo que se siente: consiste en que Padres y Madres manifiestan abiertamente lo contrario de lo que experimentan. Puede mostrarse agradables ante conductas que no aprueban de sus hijas o hijos, decirles lo que les gusta aún incluso sin quererlo  Reacciones: cuando descubren de la realidad se sienten traicionados y desconfían de los progenitores. La relación se ha deteriorado.

Tercero: manifestar de forma positiva y constructiva al conflicto.

La forma más efectiva de enfrentar los conflictos es poniendo en práctica la habilidad social llamadas asertividad. Podemos ser asertivos para afrontar de una manera positivo los conflictos cuando:

  • Expresarnos nuestros verdaderos pensamientos y sentimientos.
  • Nos fijamos a la persona adecuada sin involucrar a otros que no tienen nada que ver.
  • Diferenciamos el hecho de quien lo hace. Manifestar nuestro estado tiene que ver con la conducta, no por la persona que actua.
  • Pretendemos corregir una acción, no atacar o castigar.

La asertividad está basada en la libertad de todas las personas para tomar decisiones. Esta libertad implica el ejercicio de los siguientes derechos:

  • Derecho actuar de modo diferente a como los demás desean que actuemos.
  • Derecho a hacer las cosas de manera imperfecta.
  • Derecho a equivocarse alguna vez.
  • Derecho a olvidarse algo.
  • Derecho a pensar de manera personal y diferente.
  • Derecho a cambiar de opinión.
  • Derecho aceptar críticas que consideramos justificadas.
  • Derecho a rechazar críticas que consideremos injustas.
  • Derecho a decidir la importancia que tiene las cosas.
  • Derecho a no saber algo.
  • Derecho a no entender algo.
  • Derechos a hacer peticiones.
  • Derecho a rechazar peticiones.
  • Derecho a expresar los sentimientos.
  • Derecho a elogiar y recibir elogios.

Manana será el día 15 de esta campaña 2013 y lo centraremos en estrategias de acción para facilitar recursos a los papás para enfrentarse a los conflictos con sus peques (o no tan peques) de una manera positiva “confrontación positiva” le llaman.

Usando este enlace podrás ver las mini-acciones  de la
campaña #16días contra la #violenciadegenero #2013


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