Revista Cine

Diario de a bordo: Los Cantajuegos

Por Cartas A 1985 @AntonCruces

Estimado Capitán:

Los lechones han cumplido ya once meses. ¡Once meses! Y parece que fue ayer cuando descubrimos que eramos incapaces de tener hijos como todo el mundo: de uno en uno. Las principales novedades de esta etapa residen en que son capaces de ponerse de pie agarrándose a cualquier cosa (la cama, la pata de las tronas, los testículos de papá) todo les vale para hacer palanca y erguirse. Creo que antes de que acabe el año estarán andando, fase que por otra parte espero con porcentajes identicos de miedo e ilusión.

Sus personalidades son cada vez más diferentes, pero cambiantes. Tomás es más tranquilo y observador mientra que Antón Jr. parece más nervioso y risueño. Este fin de semana decidimos quedarnos en casa para descansar y conocernos mejor. Pues estoy hecho polvo. No paran. Antón Jr. se me tira encima haciendo la croqueta y me da con su pequeña cabezita, una vez más, en mis testículos, pero no me importa porque llevo torta. Disculpe Capitán, ya sé que la frase no tiene sentido, pero es que son coplillas que se le van quedando a uno ya que su madre (que es un rumbera, vamos a bailar ) les ha descubierto Los Cantajuegos.  Y yo que soy rockero de corazón me he mostrado en contra desde el principio, pero es cierto que hay un cierto brillo en los ojos de mis hijos cuando Los Cantajuegos (que hacen el mismo efecto en los niños que The Beatles en las chavalas de los años 60) hacen acto de presencia vía You Tube.

Menudos exitazos.

Para que me entienda Capitán: son canciones tocadas con un PT1 (alguna está más currada y puede que sea un PT10) y a ellos les encanta y a nosotros también porque todo el mundo está feliz (muy feliz) y no deja de bailar…vaya perdón, se me ha ido otra vez.

Tienen la del “Chindolelé”, que yo entendía al principio “Chingobebé” y no entendía si era una canción apropiada, pero como su madre bailaba con ellos ajena al peligro pues  yo no decía nada.

Está también  la del cocodrilo, el orangután, dos pequeñas serpientes, un aguila real y por supuesto los dos icos.

Precisamente esta canción da pie a uno de esos momentos íntimos de pareja que uno solo se atreve a confesar en la oscuridad protectora de la alcoba cuando los niños están ya durmiendo y nadie escucha.

—Oye cari.

—Estoy durmiendo, déjame

—¿Qué es un ico?

—¿Cómo “un ico”?

—Ya sabes, como en la canción: tan solo no se ve a los dos “icos”

—¿No decía “micos”?

—Yo creo que dice “icos”

—Pues no sé…¿un unicornio?

—Sí debe ser eso. Buenas noches cari.

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—Cari…

—Yo creo que no es un unicornio.

—Pues yo estaba pensando que igual dice “pico”.

—¿Estás loca? ¿Qué coño va a decir “Pico”?

—A ver que la pongo.

Y ahí estabamos a las 3:30 de la mañana. Como dos gilipollas. Intentando averiguar que es un “Ico”. Y no hubo manera. Si algún amable cantajuego lee esta misiva pues que se sienta libre de hacernos partícipes de este misterio.

En otra hablan de que son una taza, o una tetera, un cucharón y en definitiva toda la vajilla. Mi mujer dice que es para coordinar y trabajar la memoria. Y yo la creo. 

Ellos se divierten con Los Cantajuegos, pero meriendan con Rubber Soul de The Beatles y The Razor Edge de AC/DC y también flipan. Así que espero que sean unos chavales abiertos a cualquier tipo de música Capitán, al fin y al cabo todo es cultura incluso Jesulín y Tamara. Hay que escuchar de todo.

En mi época eran Enrique y Ana (dúo sospechoso a todas luces se mire por dónde se mire) y Parchís. Siempre quise la ficha roja hasta que vi a Tino en una entrevista hace poco y se me cayó un mito. Había muchos más Regaliz, Botones, Teresa Rabal, Barricada y muchos más.

Bueno Capitán, me despido que de verdad que estoy hecho un desastre, al borde del infarto, pero feliz como un ico.

¿A que jode?

Despido el  informe con una foto que tiene la virtud de que no se puede escuchar. En este momento les estaba deleitando con una pieza llamada “Sperman is your sugardaddy” con marcada influencia soul.

Pequechoa Tierra baka.jpg

PD: Capitán, recuerde poner las manos hacia arriba, las manos hacia abajo, como los gorilas.


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