Revista Salud y Bienestar

Dímelo en la calle

Por Jas

Dímelo en la calle
07h50 - Como cada mañana llego al Centro unos pocos minutos antes de su apertura: me encanta invertir esos instantes en escuchar las noticias del día, en la radio del coche, y quizá no sea otra la causa de mi tendencia a madrugar...
Pero hoy vi a un abuelete quien, al verme, interrumpió su paseo por la acera y se dirigió con paso resuelto hacia mí. Al llegar a la altura de mi coche dio unos golpecitos con la empuñadura de su bastón en el cristal de la ventana, como pidiendo que le abriese, y en un tono de voz que podía oirse por toda la calle, puede que incluso en medio pueblo, me dijo: -. Es Ud. el médico? -. Sí, si... Digame -. Es que esta mañana me he levantado con un dolor por aquí, que me baja tó pabajo por aquí y da la vuelta por allá.. -. Ah, bien, pues luego veremos eso... -. A mí esto me da alguna vez... Recuerdo la última, hace algunos meses, que Don Antonio me recetó unas inyecciones que me fueron muy bien. -. Sí, sí... Pues luego lo hablamos... -. Y ahora estoy tomando estas cosas (me enseña unas cuantas cajas que lleva en una bolsa), pero yo creo que esto no me hace nada... -. No se preocupe, luego me lo cuenta Ud. todo... -. Luego? Cuando? -. Pues.. En unos pocos minutos... Cuando abran el Centro, digo yo (miro el reloj)... El centro abre en unos cinco minutos, a las ocho en punto... Tendrá Ud. que apuntarse. La consulta comienza a eso de las ocho y media. -. Ah bueno, pues esperamos un poco!... Pero es que yo vengo de Urgencia, sabe Ud.? -. Ya, ya entiendo que Ud. preferiría no esperar, pero ahora no nos queda otra. -. Bueno, bueno, voy a dar una vuelta por ahí y luego vuelvo.
El Centro abrió a la hora prevista... Poco después. tras un "Ya estoy aquí!", nuestro amigo se colocó ante la puerta de mi consulta, mirándome fijamente... Le hice pasar y ya no tuvo que contarme casi nada...


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