Revista Cultura y Ocio

Dinero, sueldo y salario

Por Cayetano

Dinero, sueldo y salario "Dinero" de Alfonso II de Aragón.
Hoy son conceptos con un significado muy diferente al que tuvieron en origen.  De cuantía variable: tener  mucho o poco dinero, percibir un buen o un escaso salario, ganar el salario mínimo,  tener el sueldo congelado, etc.
Dinero, sueldo y salario.
En su día hacían referencia a cosas muy distintas de los de hoy, a la vez que muy concretas.
El salario, de origen romano, nada tenía que ver con la percepción que hoy se tiene de “pago en metálico” cada cierto tiempo, generalmente mensual, por la realización de un trabajo. Era el “pago con sal”, es decir, la cantidad de sal que cada trabajador o cada soldado recibía para que pudiera conservar y aderezar sus alimentos. A su vez, la sal que no necesitase se podría invertir en comprar otras cosas necesarias, como si se tratara de una moneda. En aquellos tiempos, cuando no había frigoríficos, la sal era un método de conservación de la carne muy eficaz y extendido.
El sueldo, que hoy es sinónimo de “salario”, en su día nada tenía que ver con este. Era un tipo de moneda. El sueldo –“solidum”- era lo que percibía un obrero manual medio por una jornada de trabajo. Una sola moneda. De ahí que se generalizara la frase de “voy a ganarme el sueldo”, es decir, la moneda por mi día de trabajo.
Y el dinero también hacía referencia a un tipo de moneda. El dinero, del latín “denarius” era la moneda de menor valor introducida por el Imperio Carolingio. Llega a nuestra península a través de la Marca Hispánica y se generaliza en la Corona de Aragón. De menos valor que el sueldo, el dinero venía a ser la doceava parte de la moneda anterior (un sueldo= 12 dineros, en la Corona de Aragón).
Decía Luis de Góngora:
"Los dineros del sacristán cantando se vienen y cantando se van."
Y Quevedo:
"Poderoso caballero es Don Dinero."
Lógicamente, tanto el sueldo como el dinero tenían un valor de cambio diferente según el lugar y el siglo. En la Francia Carolingia y en el Aragón de Jaime I el Conquistador, por ejemplo, no valían exactamente lo mismo.  Por su política centralizadora, también en lo monetario, Felipe V de Borbón llegó a suprimir el dinero en la corona de Aragón tras la Guerra de Sucesión.

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