Revista Ciencia

Diseminar y comunicar: pautas para la transmisión de conocimientos en psicología

Por Davidsaparicio @Psyciencia

Transcripción y adaptación por Julia Balakuniec.

Un proyecto de Grupo ACT y Psyciencia.

La idea de ambos es compartir algunas pautas que puede ser útil tener en cuenta a la hora de transmitir conocimientos en psicología. El foco primario está en mejorar las actividades de divulgación científica en psicología, pero creo que algunas de estas pautas les pueden servir para preparar clases y materiales escritos en general.

Querría aclarar que todas las pautas que aquí se detallarán aquí son fruto de mi experiencia personal, no son principios absolutos, ni siquiera diría que es la mejor manera de divulgar y comunicar, simplemente constituyen una forma de compartir conocimientos a partir de mi experiencia. Hace más de diez años que hago actividad de divulgación en psicología, mayormente dirigida a profesionales y estudiantes, y quizá, algunas de estas ideas puedan ser de utilidad a alguien que esté pensando en divulgar conocimientos en psicología ya sea escribiendo un artículo, haciendo un video o dando una clase.

Cinco criterios para transmitir

Discutiremos cinco criterios o aspectos a tener en cuenta para organizar el contenido que están intentando transmitir. Pueden pensarlos como una serie de preguntas o cuestiones que operan como filtros. El objetivo de estos filtros es que, al preparar una presentación en vivo, o algún material escrito (artículo, tesis, libro, etc.), o algún otro formato de transmisión, si aquello que están creando no cumple con alguno de los criterios, si no pasa por alguno de los cinco filtros que describiremos a continuación, es probable que necesiten revisarlo.

Estos criterios pueden ser utilizados para organizar nuestro contenido, estructurar aquello que vamos a estar diciendo o escribiendo, y transmitir el contenido lo más efectivamente posible. Los cinco criterios se refieren a:

  1. El tema
  2. Medio
  3. Relevancia
  4. Audiencia
  5. Objetivo

Veamos con más detalle de qué se trata cada uno.

Tema

El primer criterio a tener en cuenta lo podemos condensar en esta pregunta: ¿podrían resumir el tema central en uno o dos párrafos?

Esto es, cuando están diseñando su material, sean clases o artículos, deberían ser capaces de resumir en uno o dos párrafos el contenido que están tratando de transmitir. Si se trata de materiales extensos, como por ejemplo un libro, deberían poder resumir en uno o dos párrafos los puntos centrales de cada sección o capítulo. Si no pueden hacer esto, probablemente necesiten simplificar los contenidos, refinarlos, o separarlos en secciones más breves.

Por ejemplo, si tuviera que resumir el tema central de este artículo, lo pondría así: al diseñar clases o materiales escritos con fines de divulgación, es fundamental tener en cuenta cuál es el tema central, que ofrece el medio que será utilizado, tener en claro y transmitir el motivo por el cual el tema es importante, tener en cuenta la audiencia con la que vamos a estar lidiando, y tener en claro cuál es el objetivo a alcanzar con nuestra clase o material escrito.

Los dos formatos en que ofrecemos este contenido son relativamente extensos. La clase grabada es de una hora y el artículo tiene un par de miles de palabras, pero la esencia está condensada ese párrafo.

Planteo esto porque por lo general las personas tienden a recordar solo una pequeña parte de lo que decimos o escribimos. Esto aplica especialmente con los contenidos en vivo (clases) en las cuales las personas tienen que seguir el ritmo de quien presenta y no pueden retroceder y revisar algún punto que les resulta difícil. Como regla general yo diría que, en vivo, el público tiende a recordar alrededor de un diez por ciento de lo presentado por el ponente. Lógicamente esto dependerá del tipo de contenido, de la eficacia con la cual transmitimos, entre otras variables, pero nunca llegará a su audiencia el cien por ciento de lo que estén intentando transmitir. De manera que, si el contenido que están proponiendo tiene muchas partes, si es demasiado complicado o no se puede resumir de manera sencilla, probablemente su audiencia se pierda una gran parte de ellos. En general, pueden tener más impacto transmitiendo material breve pero manera efectiva, que transmitir contenidos extensos de manera ineficaz.

Permítanme un ejemplo. En la sección anterior enumeré los cinco criterios a tener en cuenta ¿pueden recordar cuáles son sin volver a leerlos? Probablemente puedan recordar uno o dos, pero apuesto mi riñón izquierdo a que no pueden recordar los cinco sin volver atrás y eso es lo mismo que le va a pasar a su audiencia si su contenido es muy denso, o si no está claramente estructurado.

Por supuesto esto no es una regla que se pueda seguir siempre, existen algunos medios en los cuales es inevitable que el tema quede complejo o tenga muchos detalles importantes, por ejemplo, si escribimos un artículo científico un trabajo de tesis. Pero si lo que estamos tratando de hacer es transmitir algún tipo de contenido para colegas o público en general, es preferible que el tema sea lo más sencillo posible porque, insisto, las personas se van a olvidar de la mayor parte de lo que digan o escriban.

La forma de corroborar esto es intentar resumirlo: si el resumen de una clase de una hora y media es más de una página (y eso ya es mucho), probablemente necesiten reconsiderar el abordaje.

Hay algunas vías de acción posibles para esto. Pueden, por ejemplo, considerar cuáles serían los tres, cinco, o diez puntos que como mínimo querrían que su audiencia se pudiera llevar, y construir el material de ahí. Por ejemplo, en esta clase y artículo hemos condensado los contenidos en cinco puntos a considerar: 1) cuál es el tema que quieren transmitir, 2) cuál es el medio que van a usar, 3) cuál es la relevancia de lo que van a decir, 4) cuál es su audiencia, y 5) cuál es el objetivo que quieren alcanzar. Si su contenido es denso y si tienen la posibilidad, puede ser preferible descartar parte del material, separarlo en secciones o en capítulos, o transmitirlo en distintas instancias.

Otra sugerencia es repetir de distintas maneras los puntos que querrían que su audiencia retuviera, creando listas de puntos destacables, enumeraciones, haciendo resúmenes de los expuestos, recapitulaciones, etcétera. Notarán también que es lo que acabamos de hacer en el párrafo anterior, repitiendo los cinco criterios enumerados al principio de tema, medio, relevancia, audiencia, y objetivo.

Todo esto quizá les parezca un poco elemental, pero es el motivo por el cual recordamos los slogan de las publicidades: simplicidad y repetición.

Si no pueden resumir el tema central en una o dos oraciones, es conveniente que revisen sus materiales: cuanto más simple sea la comunicación, más efectiva será.

Medio

El segundo aspecto a considerar es ¿qué recursos me ofrece el medio que estoy utilizando?

Hace 30 años las únicas vías para la divulgación eran la escritura o las clases presenciales —que además eran raramente acompañadas por alguna apoyatura visual (gráficos, ilustraciones, etc.), pero hoy la gama de medios que podemos utilizar es amplia y cada medio tiene cosas que podemos aprovechar.

Por ejemplo, si estamos escribiendo un artículo para un blog podemos usar hipervínculos (enlaces) y esto puede ayudar a enriquecer un artículo sin cargarlo de contenidos. Una clase en línea puede apoyarse en gráficos, no solo slides de presentación, sino con un poco de maña, imágenes insertadas superpuestas, videos, audios, entrevistas.

Tengan en cuenta, sin embargo, que si usan muchos recursos específicos de un medio les dificultará su adaptación a otro medio. Por ejemplo, si hacemos un video y nos apoyamos mucho en lo visual será bastante difícil transcribirlo a texto, cuanto más específico sea un medio, más difícil será su traducción a otro.

versión en video

Relevancia

El tercer aspecto a considerar es ¿por qué este tema me resulta relevante?

Este es un filtro por el cual tienen que poder pasar al contenido que quieren transmitir si lo que quieren es generar interés. El interés siempre es en principio personal, siempre empezamos por allí, lo que se transmite a otras personas es el propio entusiasmo por tema. Cuando una persona nos habla de un tema por el cual siente mucho entusiasmo, es muy difícil que nos resulte completamente aburrido. El entusiasmo, de alguna manera, se desborda y derrama hacia los demás.

Entonces la cuestión a tener en claro es ¿por qué les parece importante escribir o hacer un video o una clase sobre este tema?, ¿qué consecuencias positivas creen que el tema que están abordando tiene para la disciplina? ¿Qué aplicaciones o implicaciones puede tener el tema?

Tener en claro la relevancia de lo que quieren divulgar les permitirá comunicarlo mejor.

No siempre hace falta enunciar esto (aunque en general no viene mal), pero sí es necesario que lo tengan claro. Si no saben por qué es importante lo que están tratando de transmitir, vuelvan a plantearse el tema, o si no tienen opción porque tienen que hablar de ese tema, investiguen qué es lo importante de él, qué consecuencias tiene para la disciplina, qué lo haría relevante.

Y si van a explicitar las razones por el cual su tema les parece importante, háganlo al principio, no al final, de manera de mantener la atención de las personas durante la exposición.

Audiencia

El cuarto aspecto a considerar es ¿a quién le están hablando?

Diferentes públicos van a demandar diferentes tipos de escritura y una de las peores cosas que podemos hacer es sentarnos a escribir o hacer un video sin tener en mente quienes son las personas a las cuales les voy a estar hablando. No podemos escribir para todo el mundo.

Por ejemplo, para un mismo contenido, si su público objetivo fueran personas que tienen dos doctorados en psicología podrían utilizar un vocabulario más técnico, si en cambio se trata de una exposición para el público general necesitarán traducirlos a términos un poco más generales, más accesibles para personas sin una formación específica.

Por ejemplo, si estamos hablando de análisis de la conducta para público general, sería una mala idea hablar de estímulo discriminativo sin definirlo porque lo más probable es que las personas no lo entiendan. Y aun si los definimos, si los términos son muchos la exposición puede volverse difícil de seguir.

Una sugerencia general es esto: ¿a quién pueden imaginarse que represente a su público objetivo? Esto es, piensen en una persona concreta, alguien a quien conozcan directa o indirectamente, pero una persona, con nombre y apellido, que represente mejor el tipo de público al cual están intentando llegar. Esto puede ayudar mucho a organizar el contenido y darle claridad.

Por ejemplo, sí creo que mi público objetivo estaría representado por mi madre, como población general, puedo imaginar que le cuento el tema a ella, lo cual me llevará a usar cierto tipo de lenguaje y cierta forma de argumentación. Si en cambio mi público objetivo es una audiencia especializada puedo imaginar que le estoy escribiendo a mi director de tesis y organizar el contenido de otra manera y usar un lenguaje diferente.

Por ejemplo, si quisiera transmitir el concepto de “reforzamiento” a mi hermana ¿qué necesitaría decirle a ella para que pueda captar esto?, ¿qué contexto conceptual necesitaría ella para captar esto?

No importa quién sea, tener en mente a una persona en particular puede ayudar a que organicen el contenido. Además, les ayudará en los momentos en que estén perdidos sin saber muy bien qué decir, por ejemplo, cuándo están empezando a armar su material. En ese caso la pregunta que podrían hacerse es ¿qué es lo que querría que esa persona supiera?

Objetivo

Este es el último aspecto, y se puede resumir en estas preguntas: ¿cuál es mi propósito al transmitir esto?, ¿a qué personas pretendo impactar y de qué manera?, ¿qué tipo de conductas querría promover en ellas?, ¿qué querría evitar?

Tener en cuenta qué efectos quieren que tenga su exposición puede ayudarles a llevarla a cabo de manera más efectiva. Esto es especialmente relevante en un contexto en el cual las redes sociales digitales favorecen los contenidos que son transmitidos de manera accesible, pero también refuerza los contenidos que son transmitidos con ironía, sarcasmo, burlas, o directamente insultos. Y el punto es: ¿qué quieren lograr? Si su objetivo es, por ejemplo, que profesionales de la psicología se familiaricen con algún concepto que les resulta ajeno (supongamos, que terapeutas de orientaciones humanistas se familiaricen con términos conductuales), la burla y el escarnio probablemente tiendan a alejarlos definitivamente. No sé ustedes, pero cuando las personas en un lugar me maltratan o se burlan de mí, tiendo a mantenerme alejado de ese lugar y de esa gente. Si en cambio su objetivo es coleccionar likes de personas que ya están de acuerdo con ustedes, burlarse de un adversario en común puede ser un buen medio para lograrlo.

Sí, lo sé, he escrito varios artículos con un tono menos que amable, por así decir. Pero de eso se trata transmitir mi experiencia, de que puedan cometer sus propios errores, y evitar en cierta medida algunos de los míos.

Mi sugerencia iría en esta línea: concéntrense en hablar sobre lo que quieren transmitir e ignoren aquello que no quieren comunicar.

Resumiendo

A la hora de diseñar una clase o texto, puede ser de utilidad dedicar un tiempo a considerar estas cuestiones:

  1. ¿Puedo resumir los puntos centrales del tema de una manera accesible?
  2. ¿Puedo utilizar el medio a mi favor, utilizando recursos que hagan más interesante el tema?
  3. ¿Tengo en claro y puedo comunicar por qué me resulta relevante este tema?
  4. ¿A qué público me estoy dirigiendo?, ¿qué adaptaciones necesito hacer para que el contenido resulte accesible este público en particular?
  5. ¿Cuáles son mis objetivos al transmitir estos contenidos? ¿Qué querría generar en mi público? Las herramientas y estilo que estoy usando, ¿son los más adecuados para lograr ese objetivo?

No siempre es necesario tener respuestas para estas cuestiones, pero creo que sí es importante al menos plantearlas y considerarlas.

Finalmente, ténganse paciencia y compasión y recuerden que transmitir es cuestión de práctica. Escribir o dar clases es una tarea difícil, pero la habilidad va mejorando con la práctica y con el conocimiento del tema.

Algunos artículos que hace diez años me llevaron dos meses hoy me llevarían una semana (misma pobre calidad, pero al menos con menos desperdicio de tiempo propio y ajeno). Pero la hoja en blanco me sigue costando, sin importar cuánta práctica tenga. Pero está bien. Escribir y enseñar son ante todo formas de aprender, formas que llevan mucho trabajo, paciencia, flexibilidad y coraje como para intentar distintos abordajes.

Si tienen algo interesante que quieren compartir, la disciplina lo necesita. Empiecen por algún lado, empiecen por cualquier lugar, pero empiecen. Paso a paso. Una línea un día, una línea el otro día.

Avancen, con paciencia, presencia y práctica.


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